domingo, 23 de noviembre de 2008


YO ERA UN TONTO
Y LO QUE HE VISTO ME HA HECHO DOS TONTOS.
(Título de una obra de RAFAEL ALBERTI,
que está tomado de CALDERÓN DE LA BARCA)

Que la enseñanza y el aprendizaje andan de capa caída no es una afirmación que nos sorprenda. Y yo, que formo parte de este juego, doy fe de ello. He aquí las últimas pifias con que me he encontrado corrigiendo unos exámenes de 2º de Bachillerato. En lugar de llorar y poner el grito en el cielo, echemos unas risas.

Un despierto alumno ha descubierto un nueva clase de interrelacionar oraciones: la paraxtis. Y es que con esta terminología tan desfasada que se gastan los gramáticos, ¿quién es el sujeto (o la sujeta) que no se atreve a elaborar su propia teoría? ¡Ánimo, que necesitamos sangre nueva!

Por su parte, una dominadora del comentario de texto también ha hallado un nuevo recurso literario: la sibolización. Ansío preguntarle en qué consiste, porque he de releerme una cantidad ingente de poemas para señalar en ellos esta innovadora figura retórica.

Hablando de todo, un problema de la sociedad contemporánea es la autanasia. ¿Cómo no defender la autonomía de decidir uno sobre su propia muerte?

En cuanto al Romanticismo y su contexto histórico, resulta curioso que, junto al Romanticismo tradicional y el Romanticismo liberal, una alumna de pro defina el Romantiscismo, que debe de ser el Romanticismo de los fisnos.

Igualmente, es una época en la que es decisiva la influencia de la mesonería. ¡Cuántas intrigas se han llevado a cabo en los mesones, posadas y bares! Y no hablemos de su marcado acaicismo, que me imagino que se refiere a lo que acaece sin que se perciba.

Los románticos se caracterizaban por la huida del mundo circundante. Pero mi egregio alumnado va más allá: sus románticos huyen del mundo circulante (¡cuánto mal hace el carnet por puntos!) y del mundo preponderante (¡si es que siempre se queda por encima, como el aceite!).

Otra alumna (a la que recomiendo que estudie la carrera de Historia), en un alarde de generosidad borbónica, menciona que durante el siglo XIX tuvo lugar el reinado de Felipe VII (por lo visto, nuestro principito actual ya ha cumplido con su función) y, después, el reinado de Felipe XVIII (los Felipes que iban en medio decidieron abdicar antes de que las cosas se pusieran peor). Además, según esta humanista, España perdió en 1898 Cuba, Puerto Rico y ¡Finlandia! ¡Arriba el Imperio Español, rediós!

Finalmente, Gustavo Adolfo Bécquer, no contento con escribir el Libro de los gorriones, publicó también el Libro de las golondrinas (esas que no volverán). Ansioso espero que aparezcan el Libro de las avestruces y el Libro de los pingüinos.

Y a la nómina de poetas románticos y posrománticos hemos de añadir los nombres de Rosalía de Palma (a la que le volvían loca los aplausos y ovaciones) y el Duque de Lerma, que se ha encontrado con este embolado en una época que no es la suya (fíjate, de favorito de Felipe III allá por el siglo XVII al engorro de componer rimas).
¡Bendita Escuela de Atenas, ilumínanos!

2 comentarios:

Fernando dijo...

Lo de Felipe VII me ha llegado al alma, madre mía...

Almas viajeras dijo...

upsss

Pa que veas Valero, además de listos, con ingenio. Y luego dicen que la tele nos ha atrofiado el cerebro. Con la imaginación que le echamos a las cosas...ains ains..anis...jejeje

L´petit Lestat