viernes, 30 de abril de 2010


HE DESCUBIERTO QUE NO HAY FORMA MÁS SEGURA
DE SABER SI AMAS U ODIAS A ALGUIEN
QUE HACER UN VIAJE CON ÉL.
(MARK TWAIN)

Chronicles pulianeras in London

CAPÍTULO V
Día 26-4-2010 (primera parte)
Londres

Las imágenes:

1. Aunque sea la abadía, aquí no hay ningún monje.
2. Fachada del British Museum (las momias están en el interior).
Como el resto de las jornadas, alrededor de las 9:30 horas iniciamos el periplo. Hoy la lluvia nos ofrece una tregua, aunque el frío es un poco más intenso. Desde Kings Cross-St. Pancras nos encaminamos por Euston Road, Gowe Street y Bloomsbury Street hacia el British Musseum. Es un paseíto ligero y ameno.

Decidimos centrarnos en las salas egipcia, romana, griega y de los relojes. Yo, en particular, alucino con las esculturas expoliadas del Partenón. La exposición se amplía con un nutrido grupo de childrens que, cual cuerpos sin momificar, se apelotonan (según ellos derrengados) en los bancos que ofrece el museo.

Mientras los students descansan de tamaña gesta, los guías cogemos fuerzas con un café frente al museo. Y se reanuda el camino por New Oxford Street y Oxford Street hasta llegar a la boca de metro de Holborn. Desde allí llegamos a la estación de Knights-Bridge, con el propósito de visitar los almacenes Harrolds. En este lugar echamos unos cuarenta y cinco minutos bajando y subiendo por las escaleras mecánicas mientras admiramos el lujo hortera.

Ascendemos por Brompton Road en busca de Hyde Park. En el parque decidimos descansar un poco de tiempo. El sol se asoma tímidamente para desaparecer de nuevo. Las ardillas nos rodean. El lago Serpentine nos acoge.

Como ya se acerca la hora de comer, abandonamos el parque y callejeamos hasta desembocar de nuevo en Brompton Road. Unos vuelven a la dieta de la hamburguesa y otros optamos por un excelente restaurante libanés. La destino quiere que la lluvia haga acto de presencia mientras alimentamos el cuerpo.

Descendemos por Brompton Road y Cromwell Road. Pasamos por delante del Victoria and Albert Museum. Nuestra intención es visitar alguna de las exposiciones del Natural History Museum.

¿Qué vimos aquí?
¿Cuál fue nuestro siguiente objetivo?
¿Nos volvimos a mojar?
¿Cenaron más hamburguesas?
Las respuestas, en la próxima entrega.
CONTINUARÁ




martes, 27 de abril de 2010




UN VIAJE ES UNA NUEVA VIDA,
CON UN NACIMIENTO, UN CRECIMIENTO
Y UNA MUERTE, QUE NOS ES OFRECIDA
EN EL INTERIOR DE LA OTRA.
APROVECHÉMOSLO.
(PAUL MORAND)

Chronicles pulianeras in London

CAPÍTULO IV
Día 25-3-2010
Londres (tarde y noche)
Las imágenes:
1. En el metro, todos los Danis son pardos.
2. Las puertas de Green Park.

Nos habíamos quedado en que, dada la fuerza empapadora de la lluvia, decidimos refugiarnos en la estación de Charing Cross. Allí la chavalería se nutre y evacúa, dos de las funciones básicas del ser humano.

Por fin, a eso de las 15:00 horas, deja de llover y retomamos la ruta hasta llegar a uno de mis rincones favoritos de la ciudad, Covent Garden, lugar en que los adultos decidimos comer. El lugar elegido es un estupendo restaurante vegetariano (la ensalada de atún degustada por mí se me antoja deliciosa). A pesar de que les otorgamos cerca de 45 minutos de movimiento libre, los childrens se mueven a nuestro alrededor y nos visitan continuamente.

Indudablemente, me confirmo en la idea de que ésta es, quizá, la zona de Londres que más me atrae: transeúntes a mogollón, ambiente bohemio, teatros, publicidad de montajes musicales... Callejeando, aparecemos en Leicester Square y seguimos por Leicester Street. Y, como quien no quiere la cosa, ya nos encontramos en Trocadero y Picadilly Circus. Hay gente para dar y regalar.

Junto a la boca de metro de este lugar hay una tienda de ropa deportiva. La tentación es demasiado grande, y los childrens son engullidos por el ansia consumista. ¡Cerca de hora y media esperando a que todos se reagrupen! Mención especial merece miss C., la última en incorporarse para que la caminata continúe.

El paseo se reanuda siguiendo por Regent Strett, Waterloo Place, Pall Mall, St. James Street, Picadilly, New Bond Street... hasta situarnos en Oxford Street. La lluvia reaparece con mayor intensidad, y la carrera hasta la tienda de Primart no evita que nos empapemos como besugos. Retorna igualmente la fiebre consumista (a la que en esta ocasión yo me sumo) y dedicamos cerca de 2 horas a movernos por las instalaciones de este emporio del vestuario. Al salir, todos se preguntan unos a otros: "¿Cuánto te has gastado?", frase que creo que resume el espíritu de la jornada.

Finalizadas las compras, bajamos por Oxford Street hasta la boca de metro de Marble Arch, con objeto de, con los oportunos trasbordos, volver a nuestro hotel, en la zona de Kings Cross-St. Pancras. Dejamos a buen recaudo nuestras recientes adquisiciones y nos dividimos en dos grupos para cenar: unos se dan a la dieta de la hamburguesa y otros optamos por un italiano. A nuestro regreso se produce la anécdota del profiláctico impertinente, sobre la que no ofreceré más detalles. Únicamente referiré que mi carcajada se oyó hasta en Buckingham Palace y que la reina esa noche tuvo pesadillas.

En fin, otro día finiquitado con buen humor.

CONTINUARÁ

viernes, 23 de abril de 2010


CIERTOS ANIMALITOS,
TODOS DE CUATRO PIES,
A LA GALLINA CIEGA
JUGABAN UNA VEZ.
(TOMÁS DE IRIARTE)

Es obligado ejecutar un interludio cinéfilo, así que más adelante continuarán las Chronicles pulianeras in London. Y el motivo es más que comprensible para quienes me conocéis: Tim Burton nos acaba de ofrecer su visión de todo un clásico de la literatura, ya de por sí un sin-sentido en toda la regla: Alicia en el País de las Maravillas.

Como dispongo de poco tiempo para ofreceros una valoración sesuda y detallada, tan sólo aportaré que, a pesar de que a Burton lo considero uno de mis referentes y casi un gurú vital, en esta ocasión (y el dolor aumenta cuando percibo que no es la primera) me ha defraudado de manera imponderable. La razón que me asalta no admite duda: si se supeditan todas las posibilidades de un filme a una distribución en el mercado que únicamente pretende atraer al público para que se alardee de las maravillas técnicas, dicha película corre el riesgo de perder (y mucho) en el proceso. Por lo que, aparte de algún que otro logro estético -lo que para Burton no resulta complicado ya que se ha ganado el título de rey de reyes-, que dota de tenebrosidad al manido cuento, y de algún que otro momento memorable (especialmente, los brotes esquizofrénicos de algunos personajes como la Liebre, el Sombrerero y la Reina Roja); aparte de esto, sostengo que Tim Burton nos ha legado un trabajo insulso, un guión convencional, una aportación anodina.

Idolatrado Tim, espero que en tus próximos juegos retorne ese añorado imaginario tuyo que anteriormente me hizo tan feliz.
Posdata: Prometo cambiar la encuesta. Os lo aseguro, perráncanas y perráncanos del País de las Maravillas.

martes, 20 de abril de 2010




VIAJAR ES UNA BUENA FORMA
DE APRENDER Y DE SUPERAR MIEDOS.
(LUIS ROJAS MARCOS)

CHRONICLES PULIANERAS IN LONDON

CAPÍTULO III
Día 25 de abril de 2010 (1ª parte)
Londres

La mañana se inicia con mi particular enfrentamiento con la ducha: no consigo regular la temperatura del agua y lo mismo me escaldo que tirito. Todo sea por arrancar a las 9:15 horas.

La ruta comienza en la estación de Kings Cross-St. Pancras, en la que tomamos el metro hasta Green Park. La mañana está medio nubosa, pero parece que, por ahora, no va a llover. Caminamos por el parque en dirección a la entrada que da acceso a Buckingham Palace, a cuyas verjas llegamos alrededor de las 10:00 horas. Tenemos que esperar hasta las 11:30 horas para asistir al cambio de guardia. Matamos el tiempo como podemos (incluso buscando compresas de última hora) y, paulatinamente, el lugar se va atorando de más turistas.

A las 12:00 horas, después de presenciar los detalles que nos permite la masa humana allí congregada y como la reinona Isabel no nos va a recibir, decidimos dirigirnos hasta la Abadía de Westminster pateándonos Buckingham Gate, ruta en la que realizamos una parada para que se pongan los students tibios de colacaos y bollería. Al salir de la cafetería, una llovizna insidiosa decide acompañarnos. Por Victoria Street llegamos hasta la Abadía. No entramos al parecerles caro el precio. Algún que otro student (llamémoslo míster I.) propone que, después de comer, volvamos al hotel para echar la siesta. Caso omiso. Y aunque la lluvia se torna más abundante, seguimos la ruta: Big Ben, Houses of Parlament y (vía Bridge Street) London Eye.

Arrecia la lluvia. Más andanzas (con las consabidas escalas para vaciar los riñones: cómo mean estos students): subimos por Parliament Street y Whitehall hasta llegar a Trafalgar Square, donde fotografiamos la columna de Nelson y la fachada de la National Gallery. En este instante es el hambre la que hace acto de presencia. La lluvia nos incomoda y elegimos la estación de Charing Cross para cobijarnos y que los students llenen el estómago.

¿Qué sucedió en Charing Cross?
¿Dejó de llover?
¿Mearon más los incontinentes?
¿Cuál fue el siguiente objetivo de esta empapada ruta?
¿Dormimos la siesta?

Todos estos interrogantes hallarán respuesta en la siguiente entrega de estas memorias desmemoriadas.
CONTINUARÁ
Las imágenes ilustrativas:
1. Greenwich nos acoge y ampara.
2. Los piratas ingleses se trajeron el Partenón al Museo Británico.

martes, 13 de abril de 2010




VIAJAR ES IMPRESCINDIBLE
Y LA SED DE VIAJE,
UN SÍNTOMA NETO DE INTELIGENCIA.
(ENRIQUE JARDIEL PONCELA)

Continuamos con las Chronicles pulianeras in London.

Las ilustraciones: En primer lugar, Trocadero nos ilumina. Y, después, Hay amores que matan y otros que aplastan.

CAPÍTULO II
Día 24 de abril de 2010
Londres

A partir de las 16:00 horas: Se inicia la dieta de la hamburguesa. Rica, rica y con fundamento.

Recuperada la energía, se decide, dado que luce el sol, caminar. Reconozco (oh mea culpa) que me despisto y durante los diez primeros minutos rodeamos la estación de Kings Cross-St. Pancras sin rumbo ni meta. Finalmente, logro ubicarme y nos lanzamos en una ruta a pie hasta la catedral de San Pablo a través de Farringdon Road y Farringdon Street.

Incidencias: Miss A.B. tiene sed y nos lo recuerda continuamente hasta que en un tenderete logra su ansiada botellita de agua. Y míster I. quiere evacuar aguas menores y nos lo recuerda continuamente hasta que logra engañar a los de un restaurante chino para utilizar sus dependencias mingitorias.

A partir de las 18:15 horas aproximadamente: Nos movemos por los alrededores de la catedral de San Pablo. En una plaza cercana, rodeados de empleados de la City, los guías pedimos una cerveza en un lugar en que sólo sirven café. Decidimos cambiar de emplazamiento.

A partir de las 19:45 horas: Anochece. La ruta a pie nos conduce, a través de Queen Victoria Street, hasta el Millennium Bridge. Ligera llovizna. La ciudad se ilumina. Muchísimas fotografías, alegría y júbilo. ¡Venga, vamos a llegar al London Bridge! Y caminamos por Bankside Gardens.

- ¿Nos tomamos algo en este pub (The Anchor) junto al Támesis?
- ¡Sí, sí!
- Venga, una pinta para todos.
- ¿Me enseñáis los DNI? -pregunta amablemente la camarera.
- Venga, una coca-cola para todos.

Después de remojar el estómago, y aunque la lluvia arrecia, rodeamos Golden Hinden, contemplamos las Southwark Cathedral y cruzamos el London Bridge hasta llegar a Monument. Volvemos a la orilla del Támesis y llegamos a la Torre de Londres, la cual rodeamos para desembocar en el Tower Bridge. La lluvia ya es tremenda y corremos hasta la estación de metro de Tower Hill, en la que tomamos las líneas de metro que nos devuelven a Kings Cross-St. Pancras. Son cerca de las 23:00 horas. Se retoma la dieta de la hamburguesa y volvemos al hotel para ¿descansar?.

CONTINUARÁ

sábado, 10 de abril de 2010


YO NO VIAJO PARA IR A ALGUNA PARTE, SINO POR IR.
POR EL HECHO DE VIAJAR.
LA CUESTIÓN ES MOVERSE.
(ROBERT LOUIS STEVENSON)
Las hecatómbicas circunstancias no me han permitido actualizar, hasta este preciso momento, con el objeto de deleitaros con las prometidas Chronicles pulianeras in London.

Una vez hallado el tiempo perdido, allá voy con el capítulo I, que tiene que ver con el primer día de viaje, desde nuestra partida de Pulianas hasta que dimos con nuestros huesos en el hotel de Londres.

Aviso que los personajes serán mencionados mediante la inicial de su nombre, de forma de asegurar su innecesario anonimato (de todas formas, ellos y ellas se reconocerán con facilidad).

Además, para esta primera entrega, adopto la estructura de relato-horario.

Que lo disfrutéis.

CAPÍTULO I
Día 24 de marzo de 2010
Granada-Pulianas-Málaga-Londres

6:10 horas: Nada más llegar al lugar donde nos recoge el autobús, mi compañera, la señora E., dice haber perdido su inseparable botellita de agua. Y ahí la contemplo, removiendo la gravilla del aparcamiento, mientras los alumnos llegan poco a poco.

6:30 horas: Puntualmente, partimos hacia el aeropuerto de Málaga. Todos los alumnos se sientan al final e inician la consabida jarana.

7:15 horas: Tienen lugar los primeros brotes de enfado entre los alumnos. El motivo: su particular sentido del humor, basado en el insulto y el golpetazo.

7:30 horas: Mi compañera, la señora E., se percata de que ha olvidado en casa la cámara de fotos.

Alrededor de las 9:30 horas y en adelante: Superada una tremenda retención de tráfico, llegamos al aeropuerto de Málaga. La facturación del equipaje, como siempre, se me antoja eterna. Para más inri, uno de los permisos de menores (el de míster F.A.), expedidos por la autoridad competente, no ofrece fecha de expedición, con lo cual se nos retiene más tiempo del necesario. Imaginaos cómo se soluciona finalmente el embolado. Para más inri (segunda parte), después de que se les ha advertido insistentemente sobre que vigilen sus billetes de avión, miss K. percibe que el billete de miss C. (la eterna despistada) se halla tirado en el polvoriento suelo. Pero esto es tan sólo el comienzo de las hazañas de miss C.

11:50 horas: Se inicia el vuelo a Londres. Ninguna incidencia.

13:15 horas (a partir de este momento, con horario londinense): Llegamos al aeropuerto de Gatwick. Nada más desembarcar y andar unos cuantos metros, míster I. comunica que se ha olvidado cierta documentación en el aparato volador. La señora E. y los místeres I. y D. el Ch. vuelven sobre sus pasos dejándonos sus mochilas al resto, que continuamos camino hacia el lugar donde recogeremos las maletas. En acto de servicio, la señora E. pierde su chaquetón. Desde el habitáculo de la recogida de equipaje, miss A.B. debe cargar con las mochilas de los dos místeres arriba mencionados para que, con los carnés que habían guardado en ellas, puedan superar el último puesto de control. Lo más divertido es verla ascender por la escalera mecánica que se mueve en dirección contraria.

Alrededor de las 15:15 horas: El trayecto entre el aeropuerto y Londres se me hace algo pesado, y eso que el chófer que nos lleva a los males (bautizado Edemesio para la ocasión -aunque él no se queda corto y denomina al chófer de las females "el Pink Floid"-) nos da conversación. Finalmente llegamos al hotel Elmwood, muy cerca de la estación de King's Cross-St. Pancras. Las habitaciones son expresión mínima de habitación. Además, compruebo que toda mi habitación está inclinada.
CONTINUARÁ

Posdata 1: La fotografías que ilustran este capítulo llevan por nombre, respectivamente, Childrens pulianeros reposando en Hyde Park y El árbol de la ciencia del bien y del mal.

Posdata 2: Qué decepción me ha deparado la nueva versión de Furia de titanes. Ni se merece que le dedique mayor comentario.