miércoles, 31 de mayo de 2017

HACE FALTA, POR SUPUESTO, 
UN MÍNIMO CONTROL;
PERO TAMBIÉN
UN MÍNIMO DESCOSTROL.
(RAIMON PANIKKAR)

Hoy, para la crítica de esta película, cedo la palabra a mi insigne colaborador Cipri Jiménez. Fiaos de su juicio.


PIRATAS DEL DESFASE

Por fin recuperamos la esencia Sparrow en la saga, dejando de lado tanto romanticismo (aunque se nos hace presente al final, al menos no se excede). Una imagen y FX’ s espectaculares, como siempre. Esta vez con un guion potente, no como su antecesora.


Sinceramente, no tengo grandes críticas negativas hacia esta cinta. Me gusta el tono irónico y desfasado de esas escenas sin sentido. Al fin y al cabo, es la esencia de Piratas del Caribe. Pero hacía mucho tiempo que no lo veíamos en sus películas. Por eso, muchos espectadores ALUCINARON con este tipo de escenas. No soportaron el desfase.


Buenas interpretaciones de mano de un buen reparto que se ha implementado con buenos fichajes.

Mi puntuación es: 8

miércoles, 24 de mayo de 2017

QUE NO ESTÁ MUERTO 
LO QUE DUERME ETERNAMENTE;
Y EN EL PASO DE LOS EONES,
AÚN LA MISMA MUERTE
PUEDE MORIR.
(H.P. LOVECRAFT)

Resumo en una manida expresión francesa la impresión que me provoca esta enésima película de Ridley Scott sobre el mostruito que vino del espacio: déjà vu. Junto con la constatación de que se echa en falta la poderosa presencia de un personaje similar al de la teniente Ripley que, en su día, interpretara la inmensa Sigourney Weaver. Ni siquiera Michael Fassbender, enfundado en la piel de un sintético malvado (y esto no es spoiler porque se ve a la legua), logra despertar mi simpatía, desaprovechando todo el remanente renacentista que revela descaradamente. Por lo menos agradezco la simplicidad con que el guion muestra la obra magna del genio Miguel Ángel cuando el sintético David (¡oh, qué golpe de efecto!) dialoga con su creador, como atento replicante, en una escena que podría ser insertada sin dificultades en Blade Runner (1982), del mismo realizador.

Y ya está. Para acabar, voy a  presentar con algo más de detalle el batiburrillo filosófico, ético y religioso light que, a modo de pastiche, atufa el argumento. Enumero según me venga a la mente y vosotros reflexionáis, que no hay que darlo todo hecho: paradojas emanadas del triplete creador-creatura-criatura; tripulación descreída (entiéndase sin fe) bajo el mando de un capitán sumamente creyente y que acaba convertido en caldo de cultivo; decisiones inmediatas que deciden el destino de los agentes; dicotomía electiva entre el amor y el deber (¿prefieres servir en el cielo o reinar en el infierno?); influencia de azar en el devenir de la existencia; relación cainita de los dos sintéticos (David y Walter) que evoluciona al enfrentamiento entre el sociópata mesiánico y la víctima conformista (incluso se produce un intenso beso de Judas); patógenos concebidos como ángeles exterminadores de civilizaciones... Y no os rallo más.

¡Hasta pronto!

miércoles, 10 de mayo de 2017

NO TENGO PAZ NI PUEDO HACER LA GUERRA.
(FRANCESCO PETRARCA)

Bajo el auspicio de la estatua que homenajea al poeta en la Galería Uffizi de Florencia, cumplo con la amenaza literaria que hace muchísimo tiempo lancé y que había olvidado: completar, con los tercetos faltantes, aquel soneto lúdico que emulaba la poesía clásica de corte petrarquista.
Pues aquí lo tenéis.

Os recuerdo que únicamente pretende ser un entretenimiento compositivo cuyo único propósito es que os dejéis mecer por el ritmo de los versos y que os dejéis empapar por la carga semántica de las palabras.


Recibí de tus labios frío acero,
si un día antojo halagüeño de olvido,
hoy por luces desabridas regido
y en el fiel mañana pesar ligero.

Que Amor ayer mostrárase sincero,
hizo de mi deseo fin temido,
adverso consuelo por ti movido,
ternura a la que me volví primero.

Mas en dichosas memorias cobijo
de antaño aquestas canoras promesas
de quien otrora de Amor se desdijo.

¿Por cuál raíz de nuestros males cesas,
en negar deleites, pues no me aflijo
por templar caricias de perlas presas?