miércoles, 29 de agosto de 2012


¿MI MEJOR VERANO?
SIN DUDA, UNO QUE TODAVÍA NO HE VIVIDO.
(PHILIP ROTH)

Una vez más, y aunque lo expuesto en el blog se mueve por otros derroteros, os ofrezco una imagen de la representación tan particular que realizamos del Anfitrión de Plauto.

Y, ya dentro de esta rutina estival, aquí os dejo un poema de Jorge Guillén que releí hace unos días ojeando la estupenda antología de la Generación del 27 que, en su día, llevó a cabo la editorial Cátedra. Este poema se incluye en Maremágnum, obra publicada en 1957 pero que resulta inquietantemente actual. Bajo el título de Los intranquilos el poeta expresa lo siguiente:

Somos los hombres intranquilos
En sociedad.
Ganamos,gozamos, volamos.
¡Que malestar!

 
El mañana asoma entre nubes
De un cielo turbio
Con alas de arcángeles-átomos
Como un anuncio.

 
Estamos siempre a la merced
De una cruzada.
Por nuestras venas corre sangre
De catarata.

Así vivimos sin saber
Si el aire es nuestro.
Quizá muramos en la calle,
Quizá en el lecho.

 
Somos entre tanto felices.
Seven o'clock.
Todo es bar y delicia oscura.
¡Televisión! 


Que cada cual realice la tarea de trasladar a hoy en día, con las palabras y supuestas realidades que considere más oportunaslo reflejado en el texto.

El ocio va acabando.

¡Hasta pronto!

miércoles, 22 de agosto de 2012



TRAS SECOS VERANOS,
OTOÑOS TEMPRANOS.
(ANÓNIMO)

Agradeciéndole su comentario a la entrada anterior, quiero comenzar con un saludo a Findecano.

Y compartir hoy todo un clásico de la poesía, obra de Antonio Machado por la que no ha pasado el tiempo. Es más: siempre será terrible y penosamente actual.

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.

El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero;
a la moda de Francia realista,
un poco al uso de París pagano,
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.

Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste
cuando se digna usar de la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.

El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero,
el vacuo ayer dará un mañana huero.

Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.

Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.

Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.


Queda dicho.

Hasta pronto. 

jueves, 16 de agosto de 2012

EN LAS GRANDES CRISIS,
EL CORAZÓN SE ROMPE O SE CURTE.
(HONORÉ DE BALZAC)
 
Con otra imagen de Anfitrión, en la que Mercurio, Hera y Apolo debaten sobre el porvenir de ciertos humanos, observados de cerca por la anaranjada Sibila, me mantengo en mis trece. Extraigo de un artículo de opinión de Arturo Pérez-Reverte algunos párrafos. En dicho artículo (Políticos opositando: ahí los quiero ver) se argumenta acerca de cierta tesis que yo llevo defendiendo desde hace tiempo, incluso mucho antes de que nos aplastaran las circunstancias actuales. Y como este periodista lo expresa más certeramente que mi persona, ahí va. Atención.

En España deben hacerse oposiciones para médico de la Seguridad Social, arquitecto municipal, inspector de Hacienda, abogado del Estado, fiscal, juez, o cualquier puesto público. Hasta un profesor de instituto o catedrático de universidad deben hacerlas. Quien pretenda currar en los sectores de la sociedad dedicados a la función pública, debe enfrentarse a unas oposiciones que a veces son de una dureza terrible, en situaciones de extrema competencia y con años de estudio, preparándose. Y sin embargo, el aspecto más decisivo en nuestras vidas, la actividad política que determina el presente y condiciona el futuro, puede caer en manos de cualquiera. A veces, quizás, de individuos excepcionalmente preparados; pero también, y eso ya resulta menos excepcional, de cualquier analfabestia incompetente, varón o hembra, incapaz de articular sujeto, verbo y predicado, cuyo único mérito, o aval, es compartir ideología o intereses -a menudo una y otros van íntimamente relacionados- con un partido político concreto.
 
Si tenemos la constancia experimental de que no todos valemos para todo, ni siquiera cuando se trata de gente preparada y con estudios, calculen, entonces, el control de calidad, las Iteúves posteriores y la psicotecnia que pasaría buena parte de las decenas de miles de políticos españoles en activo o en pasivo, algunos de los cuales -conozco a un concejal de cultura en esa situación exacta- no tienen ni acabado el bachillerato. Consideren los que habrían llegado ahí, donde están, medran y trincan, de exigírseles estudios, preparación, controles éticos y formación adecuada.
 
Cualquiera que aspirase a figurar en una lista elegible por los ciudadanos, tendría que hacer antes unas oposiciones en las que se le examinase de cultura general como trámite previo. Y luego, según las especializaciones a las que aspirase -ministro de Trabajo, presidente de Gobierno y tonterías así-, de economía, derecho, política internacional, historia de España y ética, por ejemplo; aunque temo que aprobar ética muchos lo tendrían peliagudo. Y por supuesto, idiomas: inglés, un poco de francés, alemán. A no pocos de ahora -muchos impresentables de ambos sexos lo demuestran en cuanto abren la boca en el Parlamento- ni siquiera se les exige hablar bien el castellano.

Me he extendido algo más de la cuenta pero merece la pena.

Hasta pronto.

miércoles, 8 de agosto de 2012


EL VERANO ES COMO LA BELLEZA,
DEMASIADO EFÍMERO.
(FRANCIS BACON)

Mensaje para quienes preguntáis cómo estoy (especialmente para el egregio Erasmus): me hallo bien, en fase plenamente estival, con los pensamientos plenamente dispersos, moviéndome un poquitín de acá para allá, procurando asentar el punto de partida (o de reenganche) a partir del cada vez más cercano septiembre.

Las fotografías con las que ilustro la entrada pertenecen, como las de todo este verano, a la obra Anfitrión, concretamente al acto V.
 
Y para que os deleitéis con un magnífica reflexión, rescato del corpus poético de Blas de Otero el soneto Ímpetu, incluido en la obra Ángel fieramente humano (1950). Masticadlo muy despacio, saboreando cada palabra.


Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río

de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.

Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo

con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.

Hasta pronto, perráncanas y perráncanos.

miércoles, 1 de agosto de 2012

NO PODEMOS RESOLVER PROBLEMAS PENSANDO
DE LA MISMA MANERA QUE CUANDO LOS CREAMOS.
(ALBERT EINSTEIN)
 
Aunque el cambio de aires me está viniendo que ni pintado para mejorar mi achacosa salud, continúo hirviendo (y no precisamente por la acción solar, que quien me conoce sabe que desdeño).
Y, como me considero incapaz de hilvanar coherentemente algún que otro pensamiento, hoy dejo constancia de unos versos del noble caballero Gómez Manrique, autor del siglo XV, extraídos de su Exclamaçión e querella de la gobernaçión. He decidido respetar las grafías originales de la edición consultada (de la editorial Castalia), ya que no impiden ni dificultan la comprensión del mensaje:

En un pueblo donde moro
al nezio facen alcalde;
hierro preçian más que oro,
la plata danla de balde […].
Queman los nuevos olivos,
guardan los espinos tuertos;
los mejores valen menos:
¡mirad qué gobernaçión,
ser gobernados los buenos
por los que tales no son! […]
Al tema quiero tornar
de la çibdad que nombré,
cuyo duró prosperar
cuanto bien regida fue,
pero después que reinaron
cobdiçias particulares,
sus grandezas se tornaron
en despoblados solares.
Todos los sabios dixeron
que las cosas mal regidas
cuanto más alto subieron
mayores dieron caídas.

En la imagen, otro instante del Anfitrión: Zeus (con la apariencia de Anfitrión) entrega a Alcmena, esposa del general, una copa de oro (blanco) como prueba de su amor incondicional (y para que lo deje marchar a sus menesteres).

Hasta pronto.