lunes, 21 de noviembre de 2011



CREÍA QUE ERA UNA AVENTURA

Y EN REALIDAD ERA LA VIDA.

(JOSEPH CONRAD)


La última película de mi otrora idolatrado (últimamente anda de capa algo caída) Steven Spielberg merece el calificativo de impactante. La primera aventura del jovenzuelo periodista belga resume a la perfección las reglas del espectáculo y nos regala hallazgos narrativos y visuales verdaderamente encomiables.


Quien me conoce sabe que Tintín nunca fue santo de mi devoción. Siempre lo he considerado la recreación de un niñato insoportable, sabelotodo, perfeccionista y aburrido (a pesar de las aventuras en las que se halla inmerso). Y con la película no ha cambiado mi percepción del héroe, lo cual refrenda el respeto al espíritu del cómic. Mis ideas decadentes siempre me inclinan a amar a los personajes imperfectos, que cometen errores, que son absurdos... Y es por esto por lo que afirmo con rotundidad que la película gana enteros cuando Tintín queda arrinconado y gana presencia toda la galería de secundarios (en mayor o menor importancia) que desfilan por la trama.


¿Qué mas puedo decir si no aminaros a acudir a una sala en condiciones (no es obligatorio el 3D) y disfrutar?


¡Hasta pronto (espero), perráncanas y perráncanos!