domingo, 21 de diciembre de 2008


LA TAREA DEL POETA ES NO NEGAR EL DOLOR.
(INGEBORG BACHMANN)

Queridas perráncanas y estimados perráncanos:

A vosotra y vosotros, leales seguidoras y seguidores de mis variopintas neurosis, os dedico esta actualización, que desconozco si será la postrera hasta el próximo año.

A quienes bien sabéis de mí, reiterar que estas jornadas festivas me producen urticaria no os resultará novedoso. Pero, por este idéntico motivo, creo que expresaros -aprovechando de mis enemigos las armas- mis deseos de plena realización para toda vuestra existencia, igualmente os parecerá un acto de lo más sincero.

Disfrutad y reíd muchísimo, ved alguna buena película (o mala, qué importa), engancharos con alguna serie catódica (a mí ahora me ha dado por Dexter: de ahí la imagen, un prestigioso antecedente), leed un poquito... Y, sobre todo, sed vosotros mismos.

Otium vitiumque vobis volo.

I'm Dexter.

miércoles, 17 de diciembre de 2008


YÉRGUETE Y MIRA LA RAYA AZUL
DEL INCREÍBLE CREPÚSCULO,
LA RAYA DE LA ESPERANZA
EN EL LÍMITE DE LA TIERRA.
Y CON GRANDES PASOS SEGUROS,
ENDERÉZATE, Y ALLÍ APOYADO,
CONFIADO, SOLO,
ÉCHATE RÁPIDAMENTE A ANDAR...
(VICENTE ALEIXANDRE)


Ignoro el motivo, pero hoy me apetecía ofreceros esta imagen de la ciudad de Pisa. Así que disfrutadla como la disfruto yo.

Aquí va otra tanda de tremendas pifias que me he encontrado en los últimos exámenes. Los errores, con una sonrisa, se digieren mejor.

En el estudio de los textos se habla de los marcadores textuales, que son palabras cuya función es relacionar enunciados y párrafos. A su vez, estos marcadores se clasifican en tres grupos: conectores, operadores y organizadores. No obstante, me he encontrado con otros tres nuevos tipos: productores (los que financian los textos); opositores (los que están en contra de texto); y receptores (los que reciben, mal que les pese, el jodido texto).

Dos nuevos términos para nuestro ya de por sí amplio diccionario: los recursos estilistos, que son los más inteligentes y desprecian a sus primos, los recursos estitontos; y triología, que por su lógica no merece comentario.

Una pifia totalmente surrealista: según una locuaz alumna, a principios del siglo XX tuvo lugar el movimiento artístico denominado Paralelismo, cuya máxima figura fue el poeta Aurelio. Pues vale. ¡Y que yo estudiara una carrera para que me ocultaran este dato! ¡Mala gente los de la Universidad!

Y, para finalizar, títulos de obras de Pío Baroja y el equivalente, fruto de la memoria de mis discípulos: la trilogía de La lucha por la vida se convierte en La lucha por la muerte y también en La fuga del alma; por su parte, Camino de perfección es ahora Caminos perfectos y Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox se denomina Aventuras, inventos y mixtología de Salvador Palafox; además, otra trilogía, La raza se llama, desde hoy, Liberación del alma (qué místico este muchacho); y El mayorazgo de Labraz ahora recibe el nombre de El mayorazgo de Brezna, así como la novela La ciudad de la niebla recibe el de La pérdida de la niebla. Perdido me hallo yo.

En fin. Más de lo mismo.

En cuanto a la encuesta, los resultados resultan bastante equilibrados: un 36% reconoce llevar toda la vida en crisis, por lo que esta situación le afecta casi nada; otro 36% admite que el asunto está muy malito, y que se ve pidiendo limosna; y el 27% reconoce que no le afecta para nada y que me llamará desde su yate. ¡Pues ya podéis ir llamando para invitarme, aunque sea a un triste café con leche, desalmados capitalistas!

sábado, 13 de diciembre de 2008


LA TORMENTA ORIGINARIA
TAL VEZ HAYA ZUMBADO EN NOSOTROS
TAN LARGAMENTE
SÓLO PARA QUE AL FIN
SALGAMOS DE ESTOS BOSQUES.
(FRANCIS PONGE)
Día de frío y lluvia.
Tarde de papeleo, que ya está aquí el intento de traslado.

Un poco de poesía, para mitigar cualquier inclemencia: el comienzo de mi homenaje al poeta Miguel Hernández, inspirándome en su obra teatral El labrador de más aire, y que yo llamé Auto de la tierra:

El aire se torna fiera
cuando la Muerte, despierta,
arrastra hacia su ribera
al airoso de voz cierta.

Se esconde entre las espigas,
acecha con garras lisas.
Desoye voces amigas
que el temor hace sumisas.

Maldice su triste sino,
recuerda toda derrota,
y con ímpetu felino,
sucumbe al ansia que agota.

"El orgullo ya te pierde,
labrador enamorado.
Se torna negro lo verde
por el que te ha envidiado.

Paseabas galanía
entre las almas esclavas;
de la tierra la agonía
en el silencio escuchabas.

Dolor de madre injuriada
te conducía a llorarla;
sed y lágrima velada
deseaban consolarla".

Poco a poco iré completando este poema en cuartetas.

La foto superior es un agradecimiento a mis cómicos (y no están todos, que conste), pues este año me están facilitando bastante el trabajo de montar la nueva obra. Y nos estamos riendo como nunca.

lunes, 8 de diciembre de 2008


AUNQUE TENÍAN VISIÓN, NADA VEÍAN,
Y, A PESAR DE QUE OÍAN, NO OÍAN NADA,
SINO QUE, IGUAL QUE FANTASMAS DE UN SUEÑO,
DURANTE SU VIDA DILATADA,
TODO LO IBAN AMASANDO AL AZAR.
(ESQUILO: PROMETEO ENCADENADO)


Otra vez aquí, después de unos días de ocio y vicio.

El menú de hoy, consta de dos platos y postre.

El primer plato, el dibujito que añado como imagen, fechado en 1990, y que he encontrado moviendo papeles. Por aquel entonces se puso de moda ofrecer versiones babys de personajes de la animación de toda la vida. Así que yo cogí a varios de mis creaciones comiqueras y los sometí al mismo proceso. Y ahí está la Peñilla Baby: Tonete, Davidín, Sito, Luisejo y Morillitas. ¡Qué recuerdos! Y que conste que ninguno de sus referentes reales se mosqueó: al contrario, consideraron un privilegio que sus caricaturas entraran en el juego.

Segundo plato: más recuerdos de la obra de Don Juan Tenorio que se quedaron en el tintero: las dificultades de P.J.-Avellaneda a la hora de desenvainar para batirse en duelo con Don Juan (casi se le disloca el brazo); la maravillosa escena en que Maeso-Mejía requebraba amorosamente a Marta-Pantoja, ventana por medio, en una calle de Sevilla (¡qué azul!); otro número musical para iniciar el acto que se desarrollaba en el convento: el de las notas musicales de Sonrisas y lágrimas, tema adaptado -como los demás- para la ocasión; las risotadas que provocó Satur-Hermana Tornera representando el papel de una monjita que le daba al vino; y la ambientación que, con el juego de luces y la máquina de humo, se logró para la escena del cementerio (¡qué tétrico y sugerente a la par!). ¡Puf! Y parece que fue ayer.

Para finalizar, y como suculento postre, más pifias de mis caros discípulos.

En nuestra literatura ya contamos con un nuevo clásico: El Conde Lucanor o El libro del pastor. Y es que, cuando Lucanor se cansaba de escuchar a Patronio, tiraba para el monte con las ovejitas y, oye, se ahorraba un sueldo.
El que estaba pluriempleado era Sempronio, pues, aparte de servir a Calixto en La Celestina, a ratos también aconsejaba a Lucanor. ¿Qué pensaría Patronio de esto?
Se une a la galería de reyes castellanos Alfonso décimo X el Sabio. Pues tan sabio no sería cuando todos saben que si se suman décimo y X dan veinte. ¿O es que, además, era un inseguro y necesitaba ratificarse en su numeración?
En cuanto al análisis literario, espero que alguien me explique qué son los recursos estilististados. A ver si me voy a quedar desfasado hablando de los recursos literarios de toda la vida.
Por su lado, el léxico español está que se sale. A todos los tipos de palabras con que contamos en él, hay que añadir los culturismos, esos términos que logran que nuestro idioma se fortalezca y dé más de un sopapo a tanto anglicismo provocador.
Y, para finalizar, así define un egregio alumno lo que es una jauría: "un grupo de hijos de perra". Le voy a proponer que, en la siguiente revisión del Diccionario de la R.A.E., se presente como voluntario para poner al día las acepciones.

Hasta pronto.

martes, 2 de diciembre de 2008


MI PENITENCIA DEBA A MI DESEO,
PUES ME DEBEN LA VIDA MIS ENGAÑOS,
Y ESPERO EL MAL QUE PASO, Y NO LE CREO.
(FRANCISCO DE QUEVEDO)

Prometí comentar el desarrollo de la XXII Semana de Cine Español que ha tenido lugar en el Gran Teatro de Manzanares, y aquí expongo mi opinión. Dejo ya de lado una cuestión que resulta inveterada: la pésima acústica del recinto en cuestión (que no cuestionable local) en lo referente a proyecciones cinematográficas, lo que unido al hecho de que muchos de nuestros actores y actrices continúan sin saber vocalizar, provoca la imposibilidad de que captara muchos de los diálogos que sirven de soporte (a veces insoportable) a estos largometrajes. Pero vayamos con los filmes disfrutados (o padecidos).

Una palabra tuya es una película basada en la novela homónima de Elvira Lindo. Dirigida por Ángeles González-Sinde, nos presenta la vida de dos mujeres: Rosario (Malena Alterio) y Milagros (Esperanza Pedreño), dos seres corrientes que creen que no merecen la felicidad. El argumento acaba por ofrecernos una tragicomedia de desiguales intensidades, en la que pesa la circunstancia de que Esperanza Pedreño recuerde continuamente el personaje que la ha hecho famosa, la Cañizares de Cámera Café. Por lo demás, Una palabra tuya es una película que se ve con agrado y que se olvida fácilmente.

Sangre de Mayo, dirigida por José Luis Garci, es otra película basada en textos literarios, en este caso partes significativas de los Episodios Nacionales, de Benito Pérez Galdós, uno de mis intocables. Y si en su día el resultado de otro proyecto idéntico, El abuelo, me pareció digno y respetuoso con el Garbancero, ahora Sangre de Mayo se me antoja un fiasco de cartón-piedra; una película larguísima en la que no te crees nada de lo que sucede en pantalla; en la que se idealiza tanto el Madrid de comienzos del siglo XIX que huele a chamusquina; en la que hay más desaciertos en la selección de actores que luminarias interpretativas; y de la que se desprende un tufillo propagandístico (ojo a los títulos de crédito finales, que recogen lugares y ambientes del Madrid actual). En definitiva, un alarde huero de todo arte cinematográfico, plagado de franceses a caballo y de extras que mantienen continuamente la sonrisa aunque los agujereen a sablazos. Tan sólo salvo el trabajo de dos actores de solera, Miguel Rellán y Tina Sáinz, que se meten en la piel de dos personajes muy galdosianos, los tiránicos y avaros hermanos Requejo.

El patio de mi cárcel es otra historia de mujeres, en este caso de unas presas que, gracias a la ayuda de una funcionaria inadaptada (Mar-Candela Peña), comenzarán a valorar por medio de un Taller de Teatro lo que significa la libertad. Bien interpretada en general por todo el elenco femenino, en el que destaca la protagonista (Isa-Verónica Echegui), tan sólo se puede achacar a su directora, Belén Macías, que el guión ofrece algunas lagunas y una desigual tensión dramática.

Camino, de Javier Fesser, es un cuento malévolo en el que todos sus protagonistas son víctimas, incluidos los arquetípicos ogros de esa orden religiosa que actúa en la oscuridad. Un potente guión, basado en un paralelismo argumental, sustenta la labor de unos excelentes intérpretes: una estupenda Nerea Camacho (todo un descubrimiento) como sufrida y resignada cenicienta; una excepcional Carme Elías como madre convencida de que obra correctamente ahogando cualquier esperanza de existencia ajena a los imperativos de sus creencias religiosas; y, sobre todo, un magnífico Mariano Venancio como padre espectador y pasivo de un mundo que no controla y que lo devora hasta convertirse en víctima propiciatoria. Sin duda, el mejor largometraje de esta selección, una cinta que desarrolla una historia que a nadie deja indiferente y que conviene visionar con la mente muy fría.

Finalmente, Los girasoles ciegos, de José Luis Cuerda, me resultó decepcionante. ¿Qué se puede decir de un drama que provoca continuas risotadas en el público y que logra que el climax trágico se diluya? No pongo en duda el trabajo actoral de Javier Cámara y de Maribel Verdú, que se esfuerzan por dignificar a sus personajes, pero la interpretación de Raúl Arévalo como diácono de conducta disoluta me pareció tan cómica, que malhiere el concepto y la pretensión original del filme. Para nada emotiva, esta película, que venía avalada de excelentes críticas, generó en mí una sensación de intento fallido. Tal vez la solución se encuentre en definirla como comedia con final trágico.

En resumen, una semana de cine con más sombras que luces. Vamos, la eterna historia de la cinematografía española.