sábado, 26 de julio de 2008




TU EDAD SE PASARÁ MIENTRAS LO DUDAS; DE AYER TE HABRÁS DE ARREPENTIR MAÑANA, Y TARDE Y CON DOLOR SERÁS DISCRETA.



(FRANCISCO DE QUEVEDO)






Última película vista en el cine: la innecesaria (pueden insultarme fans irreductibles) Sexo en Nueva York (poco, la verdad).
Última película (re)vista en casa: la inconmensurable (Lecter, eres el puto amo) El silencio de los corderos (me gusta cuando callas, porque estás como ausente... o mordisqueado).
Mi propuesta: El sexo de las corderas en Nueva York.
SINOPSIS: Cuatro amiguitas viejunas que aún se creen pizpiretas y glamourosas veinteañeras, después de rebozarse en kilos de maquillaje, de embutirse en ajustadas vestimentas y de calzarse sus encallecidos pinreles que huelen a rosas de pitiminí, gritan a los cuatro vientos (uno per capita) que ya es el momento de iniciar la redención de sus superficiales teorías acerca del comportamiento de los machos-men.
Carrie, la filósofa articulista articulada, afila sus napias cuando comprueba con estupefacción que su prometido Mr. Pig (¿o era Mr. Big?) utiliza más potingues faciales que ella. Esta manolo-cenicienta desea casarse para protagonizar el Escenas de matrimonio made in USA.
Samantha, otrora putona honoris causa, reflexiona acerca de la conveniencia de pertenecer a un solo hombre mientras, para relajarse, cuenta penes saltarines.
Charlotte ansía ser pijo-mamá y esgrime una sonrisa bobalicona como eterna justificación de su existencia entre pedetes incontrolados.
Miranda vive la cuita de no consumar el coito (marital, por supuesto). La infidelidad hace pronto acto de presencia y la engañada auto-insatisfecha se independiza.
Y ya tenemos al cuarteto dispuesto a experimentar las más divertidas aventuras.
En primer lugar, deciden acudir a la consulta de un psiquiatra, el doctor Hannibal Lecter, con el fin de aclarar el antes que justifique el ahora y enfoque su después.
El doctor Hannibal Lecter, enemigo declarado de la mediocridad y de la banalidad, pierde la paciencia en la primera sesión, se las carga a las cuatro y elabora un sustancioso menú: de entrante, costillitas de Carrie a la Provenzal; de primero, sopa de felpudo de Miranda; de segundo, solomillo de Charlotte a la pimienta verde; y de postre, delicatessen de Samantha. Todo regado con excelentes vinos italianos.
Una vez superada la indigestión, Hannibal Lecter se marcha de vacaciones a Florencia y se acaba la película.
Ahora, adivinad cuánto me gustaron los ires y venires de estas cuatro zagalas desfasadas.

No hay comentarios: