martes, 26 de enero de 2010


TENDIDOS EN LA YERBA
UNA MUCHACHA Y UN MUCHACHO.
COMEN NARANJAS, CAMBIAN BESOS
COMO LAS OLAS CAMBIAN SUS ESPUMAS.
(OCTAVIO PAZ)

Acudí algo temeroso al visionado de Nine, enésimo musical firmado y filmado por Rob Marshall. Y es que, motivado de mi ánimo desaforado por las partituras, caí en el defecto de leer varias críticas acerca del devenir de la película desde su estreno. Y las susodichas críticas eran demoledoras.

Sin embargo, los recelos desaparecieron a los pocos minutos de proyección: la presencia de Daniel Day-Lewis-Guido Contini, trasunto de mi idolatrado Federico Fellini, y la ubicación del argumento en la Italia de los años 60 derribaron las murallas de los miedos.

El filme reúne, según mi opinión, muchas cualidades que enumeraré de manera sucinta:

1. El envoltorio es un sentido homenaje a un momento concreto de la historia del cine, el Neorrealismo italiano. La sombra de Fellini planea, desde las posibilidades estéticas del género, sobre la plasmación en pantalla de las vicisitudes amatorias del personaje principal y sobre los números musicales. Es en este sentido por el que, en la última escena, que no destriparé, tuve que contener una lágrima.

2. La acción se sitúa, como apuntaba, en varias localizaciones de Italia. Eso sí, lástima que no se haya aprovechado mucho más el juego escénico que ofrece la ciudad de Roma. Pero, qué placer cuando comprobé que la iluminación recogía el color ocre de las calles romanas. Yo siempre he defendido que cada ciudad tiene un color y que el de Roma es el ocre. Compruebo complacido que no soy el único.

3. El argumento gira en torno a la crisis existencial y creativa de un artista. El hombre se presenta como un ser egoísta, anulado, incompleto, demencial... Alguien que, en la vorágine de la imperfección, arrastra a cualquiera que se halle cerca de él, especialmente a las mujeres que han supuesto y suponen un sentido para su búsqueda de la plenitud.

4. Las mencionadas mujeres, cada una de ellas con un rol muy definido, son piezas del rompecabezas emocional del artista. Todas ellas son importantes y la suma de sus personalidades dan como resultado el eterno femenino. Las palabras que el personaje que interpreta Nicole Kidman le dedica a Guido, casi al final de la película, resumen la clave: "Yo no soy tu musa".

5. Mundo real (la odisea sentimental de este Quijote del celuloide) y mundo irreal (los números musicales propios y los de sus cantarinas Dulcineas) se entretejen con la sabiduría adquirida de un realizador especializado en el género.

6. La banda sonora, tanto las canciones pertenecientes al musical como los temas adicionales (extraídos de la historia musical de Italia), es excelente. Y el escenario en el que se desarrollan las evocaciones líricas, las ruinas de un teatro romano de cartón-piedra, resulta otro acierto que contribuye a la estética y a la plástica del filme.

7. Por último, creo que todos los actores (Daniel Day-Lewis, Nicole Kidman, Marion Cotillard, Sophia Loren, Kate Hudson... incluso Penélope Cruz), si bien algo distantes, nos regalan una acertada interpretación.

En resumen, que Nine me gustó. Y añado las impresiones satisfactorias de todos los que me rodeban en la sala de cine.

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