lunes, 4 de agosto de 2008


LOS LEJANOS Y LOS MUERTOS RESUCITAN, SE MUESTRAN COMO LA ESFERA DEL RELOJ O SE MUEVEN COMO MIS MANECILLAS, YO MISMO SOY EL RELOJ.

(WALT WHITMAN: CANTO DE MÍ MISMO)


Más crítica de cine, aunque breve (no precisa más la película de marras).

Hoy: La momia 3: La tumba del Emperador Dragón.

Claro ejemplo de espectáculo y entretenimiento. Los efectos especiales (magníficos, todo hay que decirlo) se comen todo lo demás. No desmerece la actriz Maria Bello, que pone nuevo rostro a la esposa del aventurero y arqueólogo Alex O'Connell (Brendan Fraser), pero, sin duda, lo que cuenta es el envoltorio y no el trabajo actoral.

Acción, acción y más acción (disparos, artes marciales), algo de humor y tres historias de amor intentan dar sentido al guión.

Para pasar un rato sin más pretensiones (lo que también se agradece).

Con todo, me quedo con las andanzas del calvorota Imhotep, especialmente con las de la primera entrega de la serie.

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