sábado, 27 de agosto de 2011


LA POESÍA ES EL ECO DE LA MELODÍA DEL UNIVERSO

EN EL CORAZÓN DE LOS HUMANOS.

(RABINDRANATH TAGORE)


Todo viene y todo va. El tiempo vacacional va despidiéndose con sorna y, al menos, va dejando mensajes positivos, aunque el argumento se desarrolle con lentitud.

Hoy os ofrezco otra obra de mi poetisa actual favorita que, de nuevo, gira en torno a la mar. La imagen superior que lo ilustra es un rinconcito de mi eterno Egeo.


Miro a la mar y me pregunto,

confundiendo mis huellas

con las de grandes y húmedas

lenguas impresas en la arena:

¿qué querrá la mar esta tarde

que riza su rizo en mar abierto?

¿Qué querrá...?

¿Qué querrá la mar esta tarde

que me sonríe a cada movimiento?

¿Qué querrá...?


La mar, que esta tarde

tiene una mirada

entre solapada y cómplice,

resuena zaragatera

entre olas

juguetonas,

desgreñadas,

que me embisten

arrogantes

y descaradas.

La mar, que esta tarde

no bosteza maraña de sueños,

se cierra

en círculos de fuego

y palpita en su seno

embriagada

con dulces desasosiegos.


¡Ya!... ¡Ya lo siento!

Siento a la mar esta tarde

adornada,

engalanada

con blusa de batista blanca,

para mecerme acunada

entre sus brazos;

para besarme,

apretarme

y estrujarme

hasta dejarme sin aliento.

Siento su anhelo

y mi anhelo

esta tarde satisfecho.

Siento la magia

del instante que existe.

Y siento,

como en un remanso,

en mi alma

espejado el Cielo.

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