AMO LOS BARES Y LAS TABERNAS
JUNTO AL MAR,
DONDE LA GENTE CHARLA Y BEBE
SÓLO POR BEBER Y CHARLAR.
(NICOLÁS GUILLÉN)
Etapa de serenidad, aunque me cueste adaptarme a la nueva situación de que, durante unos meses, doña Concha se aloje en Granada. Por lo menos, ciertos nubarrones de enfermedades indeseadas se disipan. Me tomaré las trastadas y las manías maternales como simples anécdotas que recordaré con una sonrisa.
Y luego, cuento con la gente. Gracias por el hecho de saber que, aunque incluso en muchos casos exista la distancia espacial o el silencio temporal, os pueda sentir.
Y también cuento con mi disparatada imaginación, que me ayuda a evadirme a lugares desconocidos o vividos, como el que muestra la fotografía, un trocito de Oia, en Santorini (Grecia): molinos que mueve el viento, el blanco y el azul hermanados en armonía, el murmullo tranquilizador del mar desde los acantilados...
Me dejo arrastrar.
Hasta pronto, mis estimados/as perráncanos/as.