lunes, 17 de mayo de 2010


YO SUEÑO QUE ESTOY AQUÍ,
DE ESTAS PRISIONES CARGADO,
Y SOÑÉ QUE EN OTRO ESTADO
MÁS LISONJERO ME VI.
(PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA)

La película Un ciudadano ejemplar es digna de todo calificativo... excepto el de ejemplar. Durante sus 108 minutos de metraje la única idea que me rondaba por la cabeza era: ¿Pero en qué estado de salud se encontraba su guionista, Kurt Wimmer, cuando pergeñaba tamaño dislate? ¿Y el director F. Gary Gray se quedó tan pancho al trasladar este argumento a videocliperas imágenes?

Vale, admito que, para pasar el rato, el filme cumple con creces. Pero si pretende que el espectador se crea su seriedad, pues va a ser que no. La incoherencia del tono adoptado acaba por pasar factura a la trama y resulta complicado no emitir una carcajada en más de una de sus escenas, que nos son vendidas como pretendidamente serias. Simpática aunque lamentable.

Y, en cuanto a los actores, y sin salirme de la pareja protagonista (Gerard Butler y Jamie Foxx), tan sólo decir que la única intriga de la que me hacen partícipe es la de saber en cuántos miles de dólares ha aumentado su cuenta corriente por semejante desquiciamiento.

Así es el cine. Hoy sombras, mañana luz.

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