lunes, 24 de mayo de 2010


PERO EL CADÁVER ¡AY!
SIGUIÓ MURIENDO.
(CÉSAR VALLEJO)

Ridley Scott parece haberle cogido gustillo al género épico y en él (y apostando poco) se mueve como cerdo en el lodazal. Tan escasas son las novedades de su última película, Robin Hood, que ésta encarna una prolongación de su celebrada Gladiator (2000), hecho al que contribuye el volver a contar con Russell Crowe como protagonista. Atrás quedó la época dorada y el cineasta opta por un pastiche que entretiene y pretende revisar el mito del arquero británico obviando lo archisabido y entretejiendo una supuesta verosimilitud histórica de lo narrado en la pantalla.

El discurso de libertad e igualdad para todo ser humano queda patente desde las primeras apariciones del personaje -en este caso no, que el muchachote es caballerote medieval- de los pantis verdes. El mundo está repleto de injusticias (a excepción de sus alegres compañeros, lady Marion y de él mismo, el resto de los que intervienen se mueven en aras del poder, de la ambición, de la crueldad, de la riqueza...) y Robin acaba por convertirse en un cruzado para el pueblo. De la arena del circo a los bosques de Sherwood.

Unos estupendos efectos especiales sirven perfectamente al argumento de las aventuras del proscrito, las cuales se presentan como el inicio de lo que luego fue. Lady Marion (Cate asume el rol de la perfecta heroína, una mujer de acción que se redime por obra y gracia del amor hacia el truhán por excelencia. William Hurt pone rostro a un contenido Earl de Pembroke, consejero real. Oscar Isaac revive al inseguro, rufianesco, tirano y pueril rey John. Los divertidos secuaces de Robin apenas dejan de ser meros comparsas, necesarios por la tradición. Y Russell Crowe compone un hierático Robin Hood al que le falta la chispa vital que otros dignos antecesores le otorgaron.

2 comentarios:

Any dijo...

Se podría haber sentado y retirarse con Hannibal, no? Ahí había lodazal, pero era el de los cerdos... jeje.
Besos

Tepes dijo...

¡Lo has cogido, pillastre! Era un guiño para los amantes del cine.
¡Vuelve la Filósofa PerráncAna!