jueves, 31 de diciembre de 2009


YO NO SOY YO.
SOY ÉSTE
QUE VA A MI LADO SIN YO VERLO;
QUE, A VECES, VOY A VER,
Y QUE, A VECES, OLVIDO.
EL QUE CALLA, SERENO, CUANDO HABLO,
EL QUE PERDONA, DULCE, CUANDO ODIO,
EL QUE PASEA POR DONDE NO ESTOY,
EL QUE QUEDARÁ EN PIE CUANDO YO MUERA.
(JUAN RAMÓN JIMÉNEZ)

Aprovecho la circunstancia de la fecha para regalaros este poema íntegro del autor andaluz. Lo considero toda una declaración de principios. Y, cómo no, que viváis, perráncanas y perráncanos, un 2010 en plenitud.

Como ya expuse en este blog, vi en su día el tráiler de Bienvenidos a Zombieland. El espectáculo que se promocionaba me apetecía muchísimo, así es que esperaba con ansia su estreno. Pues bien, ya he tenido la oportunidad de ver el filme y he de admitir que, aunque no me ha defraudado del todo, esperaba más.

Bienvenidos a Zombieland, dirigida por Ruben Fleischer, es una comedia gamberra que pretende reírse del cine de zombies, ya de por sí tan serio él. El arranque de la película es, verdaderamente, excepcional, con unos títulos de crédito inciales sobreimpresos en escenas a cámara lenta que recogen el ataque de los no-muertos en los (genial denominación) Estados Unidos de Zombieland. El joven actor protagonista, Jesse Eisenberg, con su perenne cara de pasmo y sus normas de supervivencia, se me antonja todo un hallazgo, y resulta hilarante la relación que establece con el personaje que interpreta Woody Harrelson. Ambos se convierten en una especie de don Quijote y Sancho que deambulan por los más diversos lugares enfrentándose con molinos-zombies.

Destaco, sobre todo, la escena que se desarrolla en Hollywood, cuando los vivos se refugian en la mansión de Bill Murray (que hace de sí mismo). Carcajada sonora cuando Woody Harrelson muestra su admiración por este cómico (llega a decir incluso que "me gusta hasta en sus papeles serios") y ataque de friquismo cuando estos cazazombies deciden ver la película Los cazafantasmas y bailar la pegadiza canción que, a la sazón, interpretaba Ray Parker Junior. Todo un guiño al cine ochentero. ¡Aplausos!

Pero, lo mismo que el tramo final se desarrolla en un parque de atracciones, el filme acaba por convertirse en una montaña rusa con continuos altibajos. A pesar de su breve metraje, hay momentos en que los sentimientos afloran (tenía que aparecer una Dulcinea encarnada por Emma Stone) y se muestra el sempiterno mensaje familiar (esos lazos que provoca el caos), y esto creo que ahoga el ritmo del argumento.

No obstante, recomiendo su visionado. Pasaréis un buen rato.

Hasta el próximo año, gentecilla y gentuza.

2 comentarios:

Carmen dijo...

Anda, yo que venía a comentar en la entrada anterior, y me encuentro a JRJ... No se puede decir más con menos!!!! Ay, yo como soy excesiva lo admiro hasta en su mala uva, XD!!!! Un buen año os deseo desde la antigua costa del sol (con tanta lluvia nos van a cambiar el nombre...)

Anónimo dijo...

A ver qué opinión te merece Avatar.
Feliz año a ti también, perráncano. :)