LA MUJER ES UN MANJAR DIGNO DE DIOSES
CUANDO NO LO COCINA EL DIABLO.
(WILLIAM SHAKESPEARE)
Que las películas dirigidas por Álex de la Iglesia me divierten no es ningún secreto: admiro a este que es uno de los pocos autores iconoclastas de nuestra cinematografía, una mente ágil y corrosiva que considero muy cercana a la visión esperpéntica que, de nuestro ser, ofreció en su día Ramón María del Valle-Inclán en sus inmortales obras.
Ahora, rodeado de viejos amigos (Carmen Maura, Terele Pávez, Santiago Segura, Carlos Areces...) y otros nuevos (Hugo Silva y Mario Casas especialmente como papeles protagónicos) , nos ofrece una historia de brujería y humor bestia que se estructura en la manida lucha de sexos: de hecho ni siquiera se disimulan en los diálogos las más que reconocibles réplicas atribuidas a las supuestas conversaciones entre hombres y mujeres.
Ahora, rodeado de viejos amigos (Carmen Maura, Terele Pávez, Santiago Segura, Carlos Areces...) y otros nuevos (Hugo Silva y Mario Casas especialmente como papeles protagónicos) , nos ofrece una historia de brujería y humor bestia que se estructura en la manida lucha de sexos: de hecho ni siquiera se disimulan en los diálogos las más que reconocibles réplicas atribuidas a las supuestas conversaciones entre hombres y mujeres.
El filme cuenta con un planteamiento que roza la genialidad y deriva hacia una traca final, una exuberante parafernalia, que apabulla y desconcierta. Pero, qué se le va a hacer, esto también es un defecto de fábrica gracias al cual reconocer la obra del realizador.
En definitiva, un producto muy recomendable para fieles seguidores del director.
Ah, y como intuí y ya vaticiné en una entrada anterior, Mario Casas y Hugo Silva se han redimido, sobre todo el primero. Tanto su personaje como los de las amas de casa vascas que interpretan Segura y Areces, me parecen los más divertidos de esta hiperbólica función circense. Por el contrario, también considero que son prescindibles otros personajes que aportan poca o ninguna gracia a la historia y que estorban más que ayudan (el niño-elegido, la pareja de policías, la vieja traqueotomizada...). Vamos, que incluso parece que los guionistas no saben qué hacer con ellos a medida que finaliza el metraje.
Ah, y como intuí y ya vaticiné en una entrada anterior, Mario Casas y Hugo Silva se han redimido, sobre todo el primero. Tanto su personaje como los de las amas de casa vascas que interpretan Segura y Areces, me parecen los más divertidos de esta hiperbólica función circense. Por el contrario, también considero que son prescindibles otros personajes que aportan poca o ninguna gracia a la historia y que estorban más que ayudan (el niño-elegido, la pareja de policías, la vieja traqueotomizada...). Vamos, que incluso parece que los guionistas no saben qué hacer con ellos a medida que finaliza el metraje.
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