sábado, 20 de noviembre de 2010











































ALGUNOS ESTÁN DISPUESTOS A CUALQUIER COSA,

MENOS A VIVIR AQUÍ Y AHORA.
(JOHN LENNON)

Veinte días de silencio son muchos, y esto merece una explicación, sobre todo para quienes no tengo tan cerca. Hállome en el proceso de recuperarme de una crisis de ansiedad, qué guay. Puestos a elegir, mira tú por dónde he acabado por explotar. Disparadas las alertas, hoy por hoy puedo afirmar que parece que la puñetera remite. Y yo tan feliz. Pero, claro está, pocas vivencias novedosas se pueden comentar cuando tu día a día consiste en cargar energía y procurar que casi nada te afecte en demasía. Así que, una breve ración de comentarios sobre cine es lo que puedo ofreceros, recuperados/as perráncanos/as.

Antes que nada, aprovecho para agradecerle a Matthew los versos que me aporta en una de las entradas (la que de forma paradójica hablaba de serenidad). A mí también me mola la forma que tienes de ver y entender la vida. Con gente así, confío en que el futuro no se depara tan negrísimo.

Y vamos a por el cine. Dos películas, dos: cara y cruz, drama y comedia, lágrima y risa. Como la vida misma.

La primera de ellas es Vivir para siempre, adaptación para la pantalla de la emotiva novela de Sally Nicholls. Dirigida por Gustavo Ron, asistimos a los últimos días de vida de Sam (Robbie Kay), un chico de doce años enfermo de leucemia. De sabor agridulce, este filme es recomendable para aquellas personas a las que les guste emocionarse y concluir que, incluso detrás de todo proceso doloroso, se mantiene la esperanza. Impagable el momento en que el padre de Sam, interpretado por Ben Chaplin, asume definitivamente la enfermedad de su hijo.

Y sin que le falte igualmente su enfoque reflexivo, el segundo largometraje, Scott Pilgrim contra el mundo, se nos revela como una excelsa metáfora friki sobre el amor y la autenticidad personal. Un genial Michael Cera se mete en la piel de este anodino chico que, para conquistar el amor de Ramona (Mary Elizabeth Winstead) tendrá que aniquilar en formato videojuego a sus siete ex novios. El popular cineasta británico Edgar Wright debuta en Hollywood con esta adaptación de las cinco entregas del cómic de culto de Bryan Lee O'Malley. El resultado: un filme que es pura diversión, a lo que contribuye una selección magna de secundarios y el mantenimiento de la estética de tebeo.

Hasta pronto, gente de acá y de allá.

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