sábado, 26 de septiembre de 2009


EL HOMBRE ENTERO
SE HACE DE COSAS REPETIDAS: DÍAS,
CAMINOS SIN AZAR, DULCES ENCUENTROS
EN EL AMOR-COSTUMBRE, Y EL TRABAJO
DE VIVIR, POCO A POCO Y SIN REMEDIO.
(VICTORIANO CRÉMER)

Hoy, con la imagen, comparto con todas vosotras y todos vosotros, perráncanas y perráncanos insignes, uno de los rincones granadinos por los que, todos los días, debo transitar en un par de ocasiones: a la ida y a la vuelta del instituto. Sí, es la turística Plaza de Bib-Rambla, con su fuentecita y sus palomas. Me gusta y basta.

Bien. Prometí comentar cómo se desarrollaba el argumento de la obra. Y aquí va el comentario.

Sin ningún tipo de agobios, ya he superado las dos primeras semanas del retorno al trabajo. Mi nuevo centro (creo que ya lo referí) es pequeño y en este espacio de tiempo ya me suena la cara de casi todo el mundo. Además, imparto una cosa u otra en todos los niveles, con lo cual tengo fácil lo de quedarme con la copla. El nivel de los clientes es bastante deficiente, así que me he prometido no desesperar y llegar hasta donde pueda o me dejen. No son conflictivos, pero sí manifiestan claramente su desprecio por aprender y su falta de interés por cualquier tema. Con todo, el "Maehtro" (nuevo apelativo a sumar a mi currículo) ha encontrado algún que otro destello de luz. Valga como ejemplo este poemita que un alumno de 1º de ESO me entregó hace unos días:

El cielo azul,
flor de loto blanco.
¿Para qué perder
si puedes ganar?
Oh triste,
triste flor.
Los pájaros te están matando:
les gusta tu sabor.
Y tú, en la montaña ardiente
Latir, latir, latir.

Y, ¿qué decir de los ratos de ocio? Ahora mismo, en este pulso personal al ritmo diario, me dedico a pasear por cualquier rincón que me apetezca. Y parecerá una tontería, pero yo disfruto tanto que, por ejemplo, hace un par de tardes, siguiendo la ribera del Genil, y casi sin darme cuenta, me salí del casco urbano. A esto sumémosle las tardes obligatorias de cine, algún rato en una tertulia poética que he descubierto al amparo de una iglesia... Y a la espera de lo que depare el destino.

Seguiré informando, carísimas y carísimos perráncanas y perráncanos.

¡Ah! Y bienvenidos al Club Anti-Jorge-Javier-Vázquez. ¡Qué hartura de ser, qué hartura!

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