sábado, 14 de febrero de 2009


LABERINTO LA VIDA,
LABERINTO LA MUERTE,
LABERINTO SIN FIN.
(HENRI MICHAUX)

El actor Will Smith y el director Gabriele Muccino vuelven a coincidir después de la más que aceptable película En busca de la felicidad. Ahora el sensiblero producto se denomina Siete almas y en él asistimos, en eso que yo he dado en llamar el género de la redención, al enésimo intento del Príncipe de Bel Air por demostrarnos que, aunque en su carrera lo encontremos entregado a proyectos apocalípticos, superheroicos o aventureros, él es un actor serio y dramático, capaz de provocar siquiera una lagrimita en el espectador.

Pero, o bien por que el que esto escribe ya está muy curtido o bien por que las fórmulas de los mencionados rede-dramas poca mella logran en mí, el caso es que este (más bien) larguísimo largometraje en nada me emociona. Todo lo contrario, el argumento de un yo-pecador que se sacrificará repartiendo partes de su organismo en un eucarístico quirófano, me aturulla y me convence, minuto a minuto, de su vacuidad.

Sumemos igualmente la actuación de Rosario Dawson, que también quiere redimir su imagen de actriz-mujer explosiva. Así encarna a una desvalida señorita que vivirá un enternecedor romance con el Príncipe. Love is in the air. Tampoco me aporta nada.

En conclusión, que me uno al grupo de los que prefieren a Will Smith metido en la piel de personajes épicos, cínicos y gamberros. Aunque se encasille.

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