lunes, 8 de diciembre de 2008


AUNQUE TENÍAN VISIÓN, NADA VEÍAN,
Y, A PESAR DE QUE OÍAN, NO OÍAN NADA,
SINO QUE, IGUAL QUE FANTASMAS DE UN SUEÑO,
DURANTE SU VIDA DILATADA,
TODO LO IBAN AMASANDO AL AZAR.
(ESQUILO: PROMETEO ENCADENADO)


Otra vez aquí, después de unos días de ocio y vicio.

El menú de hoy, consta de dos platos y postre.

El primer plato, el dibujito que añado como imagen, fechado en 1990, y que he encontrado moviendo papeles. Por aquel entonces se puso de moda ofrecer versiones babys de personajes de la animación de toda la vida. Así que yo cogí a varios de mis creaciones comiqueras y los sometí al mismo proceso. Y ahí está la Peñilla Baby: Tonete, Davidín, Sito, Luisejo y Morillitas. ¡Qué recuerdos! Y que conste que ninguno de sus referentes reales se mosqueó: al contrario, consideraron un privilegio que sus caricaturas entraran en el juego.

Segundo plato: más recuerdos de la obra de Don Juan Tenorio que se quedaron en el tintero: las dificultades de P.J.-Avellaneda a la hora de desenvainar para batirse en duelo con Don Juan (casi se le disloca el brazo); la maravillosa escena en que Maeso-Mejía requebraba amorosamente a Marta-Pantoja, ventana por medio, en una calle de Sevilla (¡qué azul!); otro número musical para iniciar el acto que se desarrollaba en el convento: el de las notas musicales de Sonrisas y lágrimas, tema adaptado -como los demás- para la ocasión; las risotadas que provocó Satur-Hermana Tornera representando el papel de una monjita que le daba al vino; y la ambientación que, con el juego de luces y la máquina de humo, se logró para la escena del cementerio (¡qué tétrico y sugerente a la par!). ¡Puf! Y parece que fue ayer.

Para finalizar, y como suculento postre, más pifias de mis caros discípulos.

En nuestra literatura ya contamos con un nuevo clásico: El Conde Lucanor o El libro del pastor. Y es que, cuando Lucanor se cansaba de escuchar a Patronio, tiraba para el monte con las ovejitas y, oye, se ahorraba un sueldo.
El que estaba pluriempleado era Sempronio, pues, aparte de servir a Calixto en La Celestina, a ratos también aconsejaba a Lucanor. ¿Qué pensaría Patronio de esto?
Se une a la galería de reyes castellanos Alfonso décimo X el Sabio. Pues tan sabio no sería cuando todos saben que si se suman décimo y X dan veinte. ¿O es que, además, era un inseguro y necesitaba ratificarse en su numeración?
En cuanto al análisis literario, espero que alguien me explique qué son los recursos estilististados. A ver si me voy a quedar desfasado hablando de los recursos literarios de toda la vida.
Por su lado, el léxico español está que se sale. A todos los tipos de palabras con que contamos en él, hay que añadir los culturismos, esos términos que logran que nuestro idioma se fortalezca y dé más de un sopapo a tanto anglicismo provocador.
Y, para finalizar, así define un egregio alumno lo que es una jauría: "un grupo de hijos de perra". Le voy a proponer que, en la siguiente revisión del Diccionario de la R.A.E., se presente como voluntario para poner al día las acepciones.

Hasta pronto.

1 comentario:

Almas viajeras dijo...

Ya me parecia a mi raro que solo nosotros inventaramos cosas.
Ves, he seguido tu consejo, aunque todavia stoy en obras con el blog.jaja

PIO BAROJA....YA!!!!

jajajajaja

P.D: mensaje subliminal....PIO BAROJA