martes, 11 de julio de 2017


TODO ES EFÍMERO COMO EL ARCO IRIS.
(VIRGINIA WOOLF)

Primera entrada de este verano, una actualización que trae la novedad de que se inicia no con una fotografía, sino con un vídeo de elaboración personal, muy sencillo, sin pretensiones, cuyo objetivo es compartir con vosotras y vosotros, y transmitiros a la par, mi casi obsesiva idea, de tintes relativistas, acerca de que, por naturaleza, en esta existencia todo es fugaz, desaparece o se transforma en algo distinto desde su estado original. Desconozco cuántos episodios formarán parte del proyecto... aparecerán según vayan surgiendo... y desaparecerán.
Y he de admitir que el momento de la edición del vídeo ha coincidido con la enésima constatación en mi devenir de esta aniquiladora fugacidad. Como los rastros del ambiente que brevemente queda después de una lluvia veraniega, así se evaporan los rastros de esos vacíos que nos esforzamos por llenar de nadas.

Os recuerdo (y hablo con quienes sentís como siento yo, porque esta idea no será válida para quien no lo perciba de igual forma) que en este desierto los espejismos no dejan de ser espejismos, que una brizna de hierba en la arena no implica que, a su alrededor, si nos esforzamos, crezca un vergel, que la belleza cromática del arco iris no deja de ser una ilusión óptica... que, luego, vuelven la nada y el vacío, y que el abismo nos zarandea con la intención de absorbernos. Admitir que, incluso aquello que contribuye a otorgarnos un instante de felicidad acabará por disolverse, no aliviará el dolor pero aminorará la angustia.

Así que el vídeo tiene envoltorio terapéutico.

Nada más.

¡Hasta pronto!

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