domingo, 29 de enero de 2017

LA VIOLENCIA ES MIEDO
DE LAS IDEAS DE LOS DEMÁS
Y POCA FE EN LAS PROPIAS.
(ANTONIO FRAGUAS FORGES)

Vuelven nuestros comentarios cinematográficos, aunque en esta ocasión cada uno se ocupa de una película completamente distinta en intención y en forma: mientras que Cipriano Jiménez aportará sus reflexiones acerca de Assassin's Creed, otro pirotécnico filme de acción concebido para atraer a las masas, yo me centraré en una nostálgica comedia, Todos queremos algo, que juega sabiamente con las emociones soterradas de toda una generación.


Assassin’s Creed: LA PELÍCULA

"Lo que vas a ver, oír y sentir es... la adaptación a la gran pantalla de un videojuego que NO ESTÁ DEL TODO MAL".

Ha llegado ya el momento que muchos fans estaban esperando: una adaptación cinematográfica de Assassin’s Creed. La adaptación de un videojuego a la gran pantalla con el que no malgastamos nuestro dinero al comprar la entrada. Nueva historia, nuevas localizaciones y un cambio de aires totalmente distinto.

Nos trasladamos a Andalucía, España, en 1492. Sé que es verdad que la cinta contiene algunos errores históricos. La obsesión de los productores por que las vestimentas y escenarios fuesen históricamente correctos y realistas no ha llegado muy lejos. Por ejemplo, sólo en cuanto a vestuario contamos con varios errores: en el momento en el que el protagonista, Aguilar de Nerja, va a ser ejecutado por el inquisidor Torquemada, un grupo numeroso de mujeres que aguardan sentadas, observando el acontecimiento, visten unos ropajes un tanto incorrectos. Y si, además, a esto le añadimos los peinados que lucen, obtenemos una apariencia digna de la Princesa Leia. Eso sí, si los comparamos con los de Misión Imposible 2, estos errores parecerán más que minúsculos.

A pesar de esto, la película ofrece una muy buena puesta en escena y una genial fotografía. Quién sabe: a lo mejor, el hecho de que Fassbender, como productor ejecutivo, haya elegido a un director sin experiencia dentro del mundillo de Hoolywood, como es Justin Kurzel (Macbeth, 2015) le ha dado un toque de cine de autor que caracterice a la cinta.

La cinta narra, con un buen guion elaborado y documentado,  la eterna lucha entre Asesinos y Templarios por El Fruto del Edén. Ambos grupos luchan por nuestro bien, pero con métodos distintos. Aunque eso sí, ambos bandos combaten con numerosas muertes a sus espaldas: no hay “ni buenos ni malos”. Más bien luchan por la salvación de toda la humanidad. No obstante, este asunto no se antoja muy logrado dentro del guion: no hay tiempo para que esto se desarrolle del todo, pues hubiera quedado una cinta con demasiado metraje.

Lynch y Aguilar, los dos personajes interpretados por Michael Fassbender, son excesivamente planos. Aunque como protagonista no se llega a interactuar del todo con él, el personaje de la Dr. Sophia Rikkin (Marion Cotillard) me parece muy interesante y, en contrapartida,  se nos aporta muy poco sobre su rol en la historia. Quizá, si tienen en mente una secuela, este asunto se trate con más seriedad.

La película cuenta también con un ritmo que comienza a caer, a niveles preocupantes, desde el fragmento central de la cinta, en el que interesa centrarse en el presente de Callum Lynch que en el pasado de Aguilar sobre el que se pretendía hacer más hincapié.  Igualmente, hay momentos complicados de seguir y que conducen a un final algo desconcertante, aunque pletórico de acción, lo que es muy importante en el concepto de Assassin’s Creed.

Muchos detalles quedan “colgados” en la película, pero las escenas de acción con grandes especialistas lo compensan en algo. También el hecho de contar con actores españoles para papeles importantes (como el de Tomás de Torquemada en manos de Javier Gutiérrez) es de agradecer.

En conclusión, considero que la película es entretenida.

Puntuación: 6,8/10


Es mi turno.

Son muchas las voces que han calificado la comedia Todos queremos algo, dirigida por Richard Linklater, como uno de los mejores productos del pasado 2016, opinión a la que, modestamente, me adhiero.

Sin ninguna estridencia, esta nostálgica comedia ha logrado poner a flor de piel todos los recuerdos de quienes vivimos los 80 como un momento de ingenuidades exacerbadas (incluyendo malentendidas malicias). 

Impagable el paisanaje (excelente elenco de actores) que recrea las diferentes personalidades y cuyo único objetivo es la diversión. 

Maravillosos los ambientes recreados, en especial la discoteca Sound Machine y el salón de juegos (¡cuántas horas sabiamente desperdiciadas por mi parte con la máquina de marcianitos y con la máquina del millón!).

Y, cómo no, excelente la banda sonora, repleta de temas icónicos de la época recreada y, a la que debe añadirse la canción interpretada por los actores durante los títulos de crédito finales. Quien vea la película y no desee verse incluido en tal apoteosis, es que, obviamente, no vivió los 80.

No obstante, también recomiendo el visionado de este filme a quienes quieran acceder a un documental sobre el ecosistema ochentero para su conocimiento y análisis.

¡Hasta pronto!

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