ÚNICAMENTE CON VERDAD
NO SE ESCRIBE POESÍA.
HAY QUE PERSUADIR.
(JOSÉ HIERRO)
¡Cuánto tiempo, perráncanas y perráncanos!
Para que sepáis que sigo por este mundo, aquí os dejo una fotografía a la que le tengo mucho cariño y en la que aparezco caracterizado como Neronius en pleno Foro de Roma.
Y os ofrezco otro poema de nuestra poetisa por excelencia.
Me habéis pedido
que cante mis poemas
y, al recitar,
reconozco, con certeza,
que mi voz tiembla
ante la impotencia
de transmitir
el sentir de unos versos.
Mi voz no puede
desnudar vuestra alma
a la vez
que desnuda la mía;
ni puede explicar
anhelos verdaderos,
que, sobre el papel,
van navegando
en busca de sosiegos.
Mi voz no puede
hacer sentir temblor
de emociones;
ni contagiar
los sinsentidos,
las alegrías
o la inocencia
en el brillo
de unos ojos soñadores.
Mi voz no puede explicar
el secreto,
lo supremo,
la belleza
que se encierra
en un poema.
¡Mi voz no puede!
Pero mi mano,
poseída de vanidad,
deja a un lado la razón
y se une a mi alma de poeta;
y escribe,
y escribe,
y escribe pensamientos
y sentimientos
que peregrinan
entre silencios.
Mi mano
intenta manifestar
sufrimientos
y gozos
que abrasan
hasta lo infinito,
deseando plasmar la magnitud
de un Todo
y de una Nada.
Finalmente,
al terminar de escribir,
vuelvo a la razón.
Y me doy cuenta
de que mi alma siente.
Pero mi voz,
mi mano
y mi entendimiento
no pueden explicar
la esencia de lo absoluto.
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