domingo, 6 de febrero de 2011


LA HISTORIA CUENTA LO QUE SUCEDIÓ;
LA POESÍA, LO QUE DEBÍA SUCEDER.
(ARISTÓTELES)

Después de una intensa semana de trabajo y pocos momentos para el ocio, dedico unos minutos a la actualización de este blog-miscelánea.

Y vuelvo a compartir con vosotros un poema de Antonia. Según me explica su autora, hace más de veinte años que lo escribió.

Mira, ahí está.
Es la mar
que, como cada día,
me aguarda,
cara al viento,
con las primeras
luces del alba.

¡Mira!
¡Qué hermosa!
¡Y qué eterna!

Es la mar,
mi amante,
que, con su bruma,
me envuelve
y me prende
en el deleite
del transcurrir
de su oleaje.

¡Sí!
Es la mar,
mi amante,
que, hasta la arena,
voluptuosa se acerca
para besarme.

¡Mira!
¡Qué hermosa!
¡Y qué eterna!

¡Mira
su verde
mirada inmensa!
¡Mira
sus brillos
multicolores!
¡Mira
cómo se sorprenden
sus mejillas!
¡Mira! ¡Mira! ¡Mira!
¡Qué hermosa!
¡Y qué eterna!

Mira
con qué derroche
de alegría
saltan las gotas
de espuma
que la van
vistiendo de pedrería.

¡Mira...!
¡Qué hermosa!
¡Y qué eterna!

Es la mar,
mi amante,
mi soberana.

Y mira
su lujuriosa entrega
cuando clavo
mis ojos en ella.

Es la mar,
mi amante.

1 comentario:

antonia n.p. dijo...

gracias maestro. Gracias por compartir con tus lectores mi sentir sobre la mar.