lunes, 6 de julio de 2009


Y ENTONCES IMAGINO QUE NUNCA
NADIE EN EL MUNDO SABRÍA
NADA DE NUESTRO DESEADO VIAJE HACIA
NADA, SINO HACIA CUALQUIER PARTE Y PARA
SIEMPRE.
(GUILLAUME APOLLINAIRE)

Verano sin Internet casero, por lo que toca mantener el blog a través de otros medios.

Verano sin viaje a ninguna parte. Ya conocéis el motivo: dos meses atípicos, trampolín hacia nuevos aunque ya conocidos mundos. Las energías y, especialmente la economía, deben focalizarse hacia el proyecto de irse construyendo un rinconcito en mi Granada del alma. Y, poco a poco, se va gestando. La traca casi final está prevista para finales de julio. Y todavía quedará algún que otro detalle por cumplimentar. Esto es el cuento de nunca acabar.

Así que me consolaré recordando los periplos de años atrás. Comienzo con una foto de Amsterdam, allá por febrero de 2000 (creo recordar). Ahí estoy, en compañía de María Entrena. ¿Y por qué comienzo con Amsterdam? Por un motivo tan aleatorio como que estoy leyendo Tatuaje, de Manuel Vázquez Montalbán, y parte de las peripecias de Pepe Carvalho se desarrollan en esta ciudad de ensueño. De ensueño... por muchos motivos. Si algo recuerdo con especial cariño de aquellos días en los que tres aventureros se fueron para el Norte, es la cantidad de risas (en ocasiones devenidas en carcajadas) que nos azotaron impunemente. Si bien también hubo algún que otro silencio incómodo a tres bandas por aquello de qué pensaran de mí estos dos respectivos. Aparte, la ciudad nos ofreció un estupendo panorama cultural que supimos aprovechar, sobre todo en lo referido al plano pictórico.

En fin, ya he escrito bastante por hoy.

Pronto, más y mejor.

Hasta luego, perráncanas y perráncanos.
¡Ah, y no me creo lo de que os consideréis más ángelitos/as que diablillos/as! En esta última encuesta habéis mentido un poquitín, señoritas y señoritos del Averno.

No hay comentarios: