SALE DE LA GUERRA PAZ;
DE LA PAZ, ABUNDANCIA;
DE LA ABUNDANCIA, OCIO;
DEL OCIO, VICIO;
DEL VICIO, LA GUERRA.
(FRANCISCO DE QUEVEDO)
Doble ración cinematográfica para hoy, de las inestimables mano y opinión crítica del eximio razonador Cipriano Jiménez.
VENGADORES: INFINITY
DURATION
La
nueva secuela de Marvel, dirigida al alimón por Anthony Russo y Joe Russo, de la que todo el mundo ha oído hablar
durante estos días, ha llegado a las pantallas después de arrasar en la
publicidad y en el merchandising.
Como
siempre, en la cinta encontramos ese estilo de acción frenética que
dota a las escenas de un ritmo muy adecuado para este tipo de cine.
El unir tantos elementos en un proyecto no había salido muy bien en el
pasado, pero en esta ocasión la personalidad tan distinta de
cada personaje ha beneficiado en la mejora de interacción entre
ellos. De entre este amplio paisanaje, destaco el de el Doctor Strange por la sabia aportación de carisma con el que dota Benedict Cumberbatch a este vengador.
Para variar, un CGI impresionante y un fantástico equipo
técnico que, sin duda, aporta un matiz bastante más maduro en el
ámbito narrativo-visual del que no estamos acostumbrados a ver en
Marvel.
El
único punto negativo que puedo expresar para Vengadores:
Infinity War es su
excesiva duración. Es una historia que se desarrolla lentamente con el objetivo de alargar el formato de duración, y es algo que se nota. Si esto
último no hubiera sido así, tendríamos un perfecto film de
superhéroes luchando por el universo con tonos más complejos que el
resto de películas de este género y que, además, no tomaríamos mucho
tiempo en ver. Sin duda sería muy eficiente en una campaña
publicitaria…
PROYECTO ROMPERITMO
En
esta cinta tenemos la oportunidad de disfrutar de la evolución de ese cine, de
serie ‘B’, de los 60’s en el que un temible monstruo simbolizaba a los comunistas y
a la MAD (Destrucción Mutua Asegurada). La Guerra Fría trajo algunos títulos de
culto como La invasión de los ladrones de cuerpos o La guerra de los mundos, y
también un género que ha sido desarrollado hacia una rama distinta después de
50 años.
Proyecto Rampage no se mantiene a la sombra de Avengers: Infinity War, como estaba
previsto para las taquillas españolas. Debido a que ambos estrenos estaban muy
cercanos en el tiempo, es de suponer que la Marvel no se ha ‘portado’ como en
otras ocasiones.
Pero me olvido de tanta introducción y comenzamos con la crítica…
Pero me olvido de tanta introducción y comenzamos con la crítica…
Hay
que centrarse en la situación del conflicto, Dwayne Johnson en su labor de
neutralizar a un gorila, un lobo y una serpiente modificados genéticamente que
arrasan una ciudad entera y a su población.
Esta
es la principal perspectiva de la película, pero yo añadiría otra como es el
tono animalista. Desde la sencillez con la que se ha tratado este punto de
vista, aún podemos entender a estos monstruos gigantes como víctimas de las
empresas que los han contagiado con diversas sustancias. Como
era de esperar, todo englobado por un magnífico CGI y unos diseños brillantes
que sin duda te acogen en una acción frenética.
Ahora bien, llegamos al punto no tan positivo: esta acción frenética es extendida innecesariamente para que la cinta llegue al maldito formato de las dos horas como mínimo. El final de la película parece que no llega nunca debido a que el ritmo narrativo de la lucha siempre es el mismo y no avanza, haciendo creer a los espectadores que están en un combate en bucle.
Pero, sin duda, sólo por el resto de la hora y veinte con ese humor simplón, pero que funciona, y la carga visual de la transformación de los animales, merece la pena.
Mi puntuación: 6/10
¡Hasta pronto!
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