miércoles, 24 de febrero de 2016

EL EGOÍSTA SE AMA A SÍ MISMO SIN RIVALES.
(CICERÓN)

Mientras visiono una (según los tiempos que corren) ya vieja serie británica, The Office, que plasma el día a día de una empresa papelera, compruebo con deleitación qué fácil resulta recoger en el guión las demostraciones universales de la estulticia humana.

Trasladar a cualquier ambiente laboral a todos los especímenes que pululan por esta oficina se convierte en una tarea fácil.

E identificarnos con alguno de estos personajillos nos puede divertir o enojar.

Ahí quedan (y quedamos) para la posteridad.

¡Ay, el ser humano!

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