jueves, 24 de mayo de 2012


EL COLMO DE LA INFELICIDAD ES TEMER ALGO
CUANDO YA NADA SE ESPERA.
(LUCIO ANNEO SENECA)

Indudablemente, Sombras tenebrosas es una obra menor de Tim Burton a la que es de agradecer que esté muy cerca del humor tétrico y tenebroso de Bitelchús. En su contra pesa el hecho de que se basa en una serie televisiva norteamericana prácticamente desconocida por estos lares y que su argumento se puebla de demasiados personajes cuya presencia incide en que la historia se pierda en detalles que contribuyen muy poco a que el guión parezca sólido.
No obstante, sus casi dos horas de metraje no se antojan pesadas y son abundantes los momentos de humor inteligente, incluso cuando la cada vez más desatada libido del director da rienda suelta a sus fantasías. Valga como ejemplo el intenso encontronazo sexual entre el redivivo vampiro y la sempiterna bruja. Y sumémosle la comicidad verbal de las intervenciones del protagonista (un nosferatu romántico, atildado, finolis y estrambótico) y el impresionante comienzo  y desenlace visual de la película (todo un ejemplo de la ideología romántica más exacerbada).
Recomendada, sin duda, para almas inquietas e inquisitivas.

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