viernes, 31 de julio de 2009


UN INSTANTE VACÍO
DE ACCIÓN PUEDE POBLARSE SOLAMENTE
DE NOSTALGIA O DE VINO.
(JOSÉ HIERRO)

Carísimos perránacas y perráncanos.

En primer lugar, pediros disculpas por tanta demora en actualizar. Y por el tamañito de la imagen...

¿El motivo? Lo conocéis de sobra: el proceso de la mudanza, que se ha expandido más allá de lo previsto y me absorbe por completo. De verdad, que a ni me peor enemiga o enemigo le deseo lo que estoy experimentando.

Siento ser tan breve. Y prometo ofreceros más detalles de aquí a unos días, cuando el proceso se estabilice y vea la luz al fondo del túnel.

Feliz verano. Sed felices.

martes, 21 de julio de 2009


TODO PODER TIENDE A EJERCER
EL TERRORISMO INTELECTUAL
PARA ASEGURAR LA OBEDIENCIA.
(JOAN GOMIS)

No lo pongo en duda. La fotografía plasma una pose un tanto esperpéntica del Discóbolo de Mirón. Pero la realicé yo, allá por junio, en Alicante, y me hace gracia.

Y la cita, admito que resulta demoledora. Aunque creo que es cierta.

No obstante, y a tiro de iniciar mañana el gran movimiento de tablero, dedico esta entrada a recuperar una sección del verano pasado que intentaba rescatar del imaginario una serie de momentos estelares de mis películas favoritas.

Comienzo con una película de James Bond, El hombre de la pistola de oro (1974), dirigida por Guy Hamilton. Pertenece a la tanda protagonizada por Roger Moore y, en esta ocasión, el malvado es encarnado por Christopher Lee bajo el nombre de Scaramanga. Es precisamente este actor el que nos regala el detalle "Este muerto está muy vivo", pues en una escena que se desarrolla en su guarida, el señor Lee aparece durmiendo sobre un cómodo camastro mientras mantiene un gesto idéntico al del personaje que le dio fama internacional, el Drácula que encarnó para la Hammer cuando reposaba en su ataúd.

También en la misma película, el malvado Scaramanga cuenta con un secuaz: el enano Hervé, que adopta en nombre de lo que se antoja un tierno pastelito, Nick Nack. Al verlo en acción, no puedo dejar de recordar el detalle "Por consiguiente", ya que este actor, en su día, en un programa televisivo del genial e irreverente Javier Gurruchaga, fue caracterizado como una versión menguada de Felipe González, otrora presidente, hecho que provocó mis más sonoras carcajadas.

El tercer detalle igualmente tiene que ver con el agente secreto de Su Graciosa Majestad, si bien lo ubico en su última aventura, Quantum of Solace (2008), del realizador Marc Forster. Y es el detalle "El Hombre de la Máscara de Hierro", por la cuestión de que Daniel Craig, a la sazón el último rostro (y nunca mejor dicho) de Bond, no muda el rictus de su rostro en toda la película, manteniendo una cara de cabreo constante que me invitó a reflexionar acerca de la irrupción del existencialismo en el terreno del thriller.

En la comedia romántica Frankie & Johnny (1991), de Garry Marshall, asistimos al detalle "Capullo". Un encuentro amoroso entre sus protagonistas, Michelle Pfeiffer y Al Pacino, tiene lugar en el mercado de las flores neoyorquino. Considero antológico el instante en que, a sus espaldas, mientras se besan estas dos almas atormentadas, un empleado abre la compuerta trasera de un camión y un tapiz de irisadas flores se convierte en el escenario de su pasión. La poesía muchas veces llega al cine.

El quinto detalle pertenece a la película española de Miguel Courtois El Lobo (2005). Lo denomino el detalle "Yo también fui fan de Los Pecos". Y es que el teñido rubio de Eduardo Noriega no merece otra calificación. Verlo para creerlo.

Selecciono otros dos detalles del filme La Máscara (1994), dirigida por Charles Russell. El primero lo denomino "Amores perros" puesto que alucino con el papel del chucho, al nombre de Milo responde, que acompaña al protagonista, Jim Carrey. Lo considero tan estrella como su cacareante amo. Y el otro, el detalle "La mujer de rojo", se lo dedico a la chica, Cameron Diaz, en su primer papel y antes de quedarse sumamente escuálida. Su entrada en escena, cuando acude al banco, toda vestidita de carmesí, se grabó en mis retinas hasta el día de hoy. Y es que las formas cuentan.

Por su parte, en la comedia Full Monty (1998), de Peter Cattaneo, encuentro otro detalle imborrable: el momento "Chiquilicuatre". La escena que se desarrolla en la cola del paro cuando los protagonistas de dejan llevar por la música de Donna Summer, que entona Hot Stuff, nos proporciona una de las coreografías más hilarantes de la historia del cine.

Y concluyo con dos detalles de Drácula (1992), versión del genio Francis Ford Coppola. El detalle "Sangre fácil" recoge la escena en que Keanu Reeves (Jonathan Harker) es seducido por las tres esposas del vampiro. Entre las tres chupasangres y el bobo romanticón se desarrolla un momento de intenso y sanguinolento erotismo que, todavía, me aturulla. Cuerpos, lenguas, extremidades y colmillos se entrelazan en una danza de la muerte extraordinaria.

Finalmente, y en el mismo filme, destaco el detalle "Carne trémula": la superposición de imágenes que explican la transición entre la decapitación de Lucy (Sadie Frost) y la suculenta cena de Van Helsing (el maestro Anthony Hopkins). Cómo una cabeza voladora deviene en un manjar de carne chorreante que, deleitoso, trincha el cazavampiros merece su reconocimiento.

Bueno, perráncanas y perráncanos. La semana que viene os comentaré el desarrollo de ¡LA MUDANZA! (próximamente en las mejores salas).



martes, 14 de julio de 2009


HAY BLANCOS LIRIOS, VERDES MIRABELES
Y AZULES, GUARNECIDOS ALHELÍES,
Y ALLÍ LAS CLAVELLINAS Y CLAVELES
PARECEN SEMENTERA DE RUBÍES.
(PEDRO DE ESPINOSA)

Admito que la cita escogida para hoy resulta un tanto empalagosa y cursi, pero así contrasta con la imagen superior que os ofrezco: el trocito de Alhambra del que disfruto desde el ventanuco de mi nuevo habitáculo sazonado con un mamotreto de edificio que poetiza el paisaje.

Pues sí, perráncanas y perráncanos, ya he tomado oficialmente posesión de mi domicilio granadino. Y lo he efectuado como un ocupa de pro: cuatro trastos y un colchón hinchable para pernoctar. ¡Qué dos días de calor intenso, de aquí para allá en este, por ahora, traslado virtual, mientras se hilvanan detalles para que el arranque de septiembre devenga en un acto lo menos oneroso posible! Menos mal que la noche resultó fresquita y reparadora.

También conozco ya mi nuevo centro y a algunos de mis futuros compañeros de labor. El instituto Bulyana, sito en Pulianas, es muy pequeñito y nos vamos a encontrar como en familia (espero que bien avenida). Se encuentra todo rodeado de campo y es muy recogidito y cuco. No digo más, que luego todo se sabe.

En definitiva, dos jornadas intensas que la próxima semana se multiplicarán porque ya llega el momento de cargar con todos los trastos viejos y, junto con la llegada de los nuevos, acoplarlos al nuevo espacio. ¡Qué ganas de verlo casi todo en su emplazamiento!

Me despido con una postdata cinematográfica. Si queréis disfrutar de una comedia sarcástica, ácida, destructiva y esperpéntica, no os perdáis Bruno, con el inconmensurable Sacha Baron Cohen dirigido por Dan Mazer. Si Ali G anda suelto y, sobre todo, Borat os gustaron, con este filme el tándem riza el rizo y nos ofrece un producto desmadrado y crítico que puede ser calificado tanto de magistral como de horrendo. Las aventuras de este reportero gay austriaco no dejan títere con cabeza en su retrato de la superficial y desorientada sociedad occidental: el mismo personaje es hijo de su tiempo y su único aliciente es triunfar siguiendo el camino de los modelos sociales contemporáneos. El filme ofrece momentos cumbres y desternillantes, como el papel de mediador que asume Bruno entre judíos y palestinos; su afán por adoptar y educar a un niño africano (la llegada al aeropuerto y su posterior presencia en un talk-show provocando a los allí presentes resultan antológicos); su enfrentamiento con una dominatrix que pretende llevárselo a la cama; o cuando recibe adiestramiento en artes marciales para defenderse de un consolador. Ningún gag tiene desperdicio, en serio. Incluso, a veces, en este juego resulta complicado distinguir qué separa lo puramente ficticio de la realidad. Pero que quede igualmente claro que si lo vuestro es lo políticamente correcto y que os violenta la ausencia de pudor, debéis absteneros de visionarla. Las mentes decentes pueden sentirse incómodas, como casi todas las víctimas de las hazañas de Bruno, un amplio panorama de la sociedad occidental (en especial la americana) que se considera la abanderada de una moral levítica. Manifestado se halla.

Nos vemos, perráncanas y perráncanos insignes.

lunes, 6 de julio de 2009


Y ENTONCES IMAGINO QUE NUNCA
NADIE EN EL MUNDO SABRÍA
NADA DE NUESTRO DESEADO VIAJE HACIA
NADA, SINO HACIA CUALQUIER PARTE Y PARA
SIEMPRE.
(GUILLAUME APOLLINAIRE)

Verano sin Internet casero, por lo que toca mantener el blog a través de otros medios.

Verano sin viaje a ninguna parte. Ya conocéis el motivo: dos meses atípicos, trampolín hacia nuevos aunque ya conocidos mundos. Las energías y, especialmente la economía, deben focalizarse hacia el proyecto de irse construyendo un rinconcito en mi Granada del alma. Y, poco a poco, se va gestando. La traca casi final está prevista para finales de julio. Y todavía quedará algún que otro detalle por cumplimentar. Esto es el cuento de nunca acabar.

Así que me consolaré recordando los periplos de años atrás. Comienzo con una foto de Amsterdam, allá por febrero de 2000 (creo recordar). Ahí estoy, en compañía de María Entrena. ¿Y por qué comienzo con Amsterdam? Por un motivo tan aleatorio como que estoy leyendo Tatuaje, de Manuel Vázquez Montalbán, y parte de las peripecias de Pepe Carvalho se desarrollan en esta ciudad de ensueño. De ensueño... por muchos motivos. Si algo recuerdo con especial cariño de aquellos días en los que tres aventureros se fueron para el Norte, es la cantidad de risas (en ocasiones devenidas en carcajadas) que nos azotaron impunemente. Si bien también hubo algún que otro silencio incómodo a tres bandas por aquello de qué pensaran de mí estos dos respectivos. Aparte, la ciudad nos ofreció un estupendo panorama cultural que supimos aprovechar, sobre todo en lo referido al plano pictórico.

En fin, ya he escrito bastante por hoy.

Pronto, más y mejor.

Hasta luego, perráncanas y perráncanos.
¡Ah, y no me creo lo de que os consideréis más ángelitos/as que diablillos/as! En esta última encuesta habéis mentido un poquitín, señoritas y señoritos del Averno.