martes, 24 de noviembre de 2015


A VECES NUESTRO DESTINO 
SE ASEMEJA A UN ÁRBOL FRUTAL EN INVIERNO.
¿QUIÉN PENSARÍA QUE ESAS RAMAS REVERDECERÁN
Y FLORECERÁN?
PERO ESPERAMOS QUE ASÍ SEA,
Y SABEMOS QUE ASÍ SERÁ.
(JOHANN WOLFGANG GOETHE)

Aún no ha llegado, pero lo parece.

Busquemos el abrigo que nos cobije.


Aquí os dejo un poema de Pablo Neruda, "Jardín de invierno".

Llega el invierno. Espléndido dictado 
me dan las lentas hojas 
vestidas de silencio y amarillo. 

Soy un libro de nieve, 
una espaciosa mano, una pradera, 
un círculo que espera, 
pertenezco a la tierra y a su invierno. 

Creció el rumor del mundo en el follaje, 
ardió después el trigo constelado 
por flores rojas como quemaduras, 
luego llegó el otoño a establecer 
la escritura del vino: 
todo pasó, fue cielo pasajero 
la copa del estío, 
y se apagó la nube navegante. 

Yo esperé en el balcón tan enlutado, 
como ayer con las yedras de mi infancia, 
que la tierra extendiera 
sus alas en mi amor deshabitado. 

Yo supe que la rosa caería 
y el hueso del durazno transitorio 
volvería a dormir y a germinar: 
y me embriagué con la copa del aire 
hasta que todo el mar se hizo nocturno 
y el arrebol se convirtió en ceniza. 

La tierra vive ahora 
tranquilizando su interrogatorio, 
extendida la piel de su silencio. 

Yo vuelvo a ser ahora 
el taciturno que llegó de lejos 
envuelto en lluvia fría y en campanas: 
debo a la muerte pura de la tierra 
la voluntad de mis germinaciones.



jueves, 5 de noviembre de 2015

NUNCA ME ENFADO POR LO QUE LA GENTE ME PIDE,
SINO POR LO QUE ME NIEGA.
(ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO)

No tienen suficiente con cuestionar los resultados achacando su fracaso a los demás, incapaces de aceptar que la derrota es sólo suya.

No tienen suficiente con contribuir a que el trabajo de los demás únicamente encuentre obstáculos para su correcto desarrollo, negando medios y, lo más importante, buena voluntad.

Ahora, los narcisistas frustrados se proclaman pontífices máximos de su verdad absoluta, construida a base de mentiras, y paladines del conveniente funcionamiento del sistema, corrompido por su absoluta carencia de empatía y respeto.

De ahí mi enfado (o mi cabreo monumental) y mis reacciones.

Porque he decidido combatirlos con sus propias armas.

Yo también sé jugar.