viernes, 26 de octubre de 2012

PARA QUE TRIUNFE EL MAL,
SÓLO ES NECESARIO
QUE LOS BUENOS NO HAGAN NADA.
(EDMUND BURKE)

Con Frankenweenie recuperamos casi, casi el espíritu del primigenio Tim Burton. Gracias a una maravillosa fotografía en blanco y negro y a la sugestiva banda sonora del mejor Danny Elfman, este desvergonzado (en el más que positivo sentido del adjetivo) homenaje al clásico Frankenstein, de Mary W. Shelley, se expande cual particular universo y nos empapa de buena parte del cine de terror y fantástico que, como reconoce el director, marcó su infancia y juventud.
Sin detenernos dentro de su carrera profesional en cómo este corto ha devenido en largometraje, en pantalla contemplamos, quizás, la vuelta al Burton más esencial, más personal, más sincero. Un Burton que, con desparpajo, incluso se permite auto-homenajearse con gracia y salero.
He vuelto a creer en usted, maestro. Su última obra me ha emocionado desde el primer segundo (aunque el tramo final de la historia se me antoje algo deshilvanado y meteórico). Y es que nos ha ofrecido una generosa obra a los seguidores de su (por muchos denostado) imaginario. Ojo, a sus seguidores adultos, que este filme tiene muy poco de infantil.
No digo más, que luego todo se sabe.
Hasta pronto.

miércoles, 17 de octubre de 2012

CUANDO PARTAS HACIA ÍTACA,
PIDE QUE TU CAMINO SEA LARGO
Y RICO EN AVENTURAS Y CONOCIMIENTO.
(K. KAVAFIS)

Breve entrada para dejar constancia de que aquí sigo, en mi particular odisea mientras me enfrento a la rutina de mis sirenas y cíclopes.
El poema de Kavafis (del que también he extraído la cita inicial) lo expresa con rotundidad. Estimado Barón, léalo con deleite.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Poseidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Poseidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

Hasta pronto, perráncanas y perráncanas.

lunes, 1 de octubre de 2012



LA PEOR FORMA DE EXTRAÑAR A ALGUIEN
ES ESTAR SENTADO A SU LADO
Y SABER QUE NUNCA LO PODRÁS TENER.
(GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ)

De nuevo, recojo en mi blog dos poemas recientes de Antonia Naranjo.

Se trata de dos textos muy breves en los que se concentran, de manera excepcional, los sentimientos provocados por el desencuentro amoroso.

Aquí los tenéis.

Llegué a encarnar un sueño,
y sentí como heridas su mirada.
Su gesto, adusto.
Inquisitivo, su silencio...
Las palabras gimieron deshechas
en aquella quimera,
en aquella batalla de vísceras ahogadas.

Sin buscar hallé
y lúcidos fueron mis ojos para mirarte
en ese imposible espacio,
tan escaso, tan ligero,
tan lleno de gozo, tan denso de miedo.

Seguimos en contacto.