lunes, 30 de noviembre de 2009


CUÉNTAME TUS PENAS,
TE DIRÉ LAS MÍAS...
VERÁS CÓMO AL RATO DE QUE ESTEMOS JUNTOS
TODAS SE TE OLVIDAN.
(MANUEL MACHADO)

Cuánto tiempo sin noticias, que no de Gurb. Han sido, para no repetirme en mi ya eterna excusa, días de ajetreo extremo, salidas y entradas, preparativos y culminaciones...

Tuve visita y me tocó convertirme en cicerone nazarí (menuda mezcolanza), así que cuatro días de trabajo matutino y pateo vespertino y cuasi-noctívago por callejuelas varias, con o sin destino fijado. Especial mención merece la enésima visita a La Alhambra, de la cual os ofrezco, perráncanas y perráncanos, la imagen de uno de sus múltiples estanques, con pececitos y pezones además de reflejos arquitectónicos. También momento de brillantez estética supuso la visita a la Capilla Real (qué de lustros sin gozarla). En definitiva, y como el tiempo aún acompañaba, ratos de esplendor, evocaciones y ensueños.

Y este miércoles, para rematar el Curso de Teatro, tiene lugar la representación de El paseo de Buster Keaton, pieza breve de Federico García Lorca. En ella encarno a tres personajes: el Cuadro del Otoño, el Pordiosero entre la Basura y el Pianista del Lupanar. Si conseguís esta obrita y la leéis, podréis comprobar que dichos personajes no existen en el texto original. Y es que, junto con muchas otras genialidades, son el resultado de una adaptación colectiva. Ya os contaré qué opinión le mereció a la crítica (que espero que sea exigente).

En cuanto a la penúltima encuesta, somos muchos (un 77%) los que no entendemos lo de conceder el Premio Nobel a Obama. Y es que en este mundo (y aquí me arranco yo con valoraciones propias) parece ser que las declaraciones de principios futuribles y el peloteo obligatorio del presente tienen más peso que una labor consolidada y demostrada. Allá ellos.

Hasta pronto, muchachotas y muchachotes de la Perrancanería.

sábado, 21 de noviembre de 2009


¡VOLVER A LA VIDA!
PODER VER NUESTRAS DEFORMIDADES.
Y ESE VENENO, ¡ESE BESO MIL VECES MALDITO!
¡MI DEBILIDAD, LA CRUELDAD DEL MUNDO!
(ARTHUR RIMBAUD)

Hola de nuevo, perráncanas y perráncanos.

Hoy, un breve comentario dedicado a una película que, como ya dije, esperaba con entusiasmo: 2012. Pues la espera ya ha concluido y apunto que, visto el tráiler, visto casi todo (las referencias al tramo final del filme, con el rollo de las arcas, creo recordar que no aparece).

La película es un larguísimo cataclismo envuelto con los consabidos efectos especiales, nada despreciables por cierto (ese Vaticano viniéndose abajo es impagable). Por lo demás, aquí dejo mis interrogantes:

¿Por qué siempre en estos apocalipsis el héroe es un padre de familia desestructurada?

¿Por qué siempre en estas hecatombes aparece un presidente de EEUU (mira, éste es negro, qué curioso) ejemplo de extrema humanidad, capaz de sacrificarse por su pueblo?

¿Por qué siempre el resto de los personajes son tan planos, sin el menor atisbo de complejidad psicológica?

¿Por qué siempre creo que a la peliculita de marras le sobran personajes (por ejemplo, la hija del presidente, ¿qué pinta en esta debacle?) y que el producto ganaría algo si se eliminaran subtramas?

¿Por qué siempre ganan los buenos de la función?

Y así hasta la eternidad... ¿Cuál será la próxima causa del fin del mundo de la que se servirá Roland Emmerich? Mientras se lo piensa, yo le recomiendo que se limite a presentarnos el espectáculo pirotécnico de la destrucción masiva y que se abstenga de sazonarla con historietas familiares, concentrándolo todo en una hora y media (como mucho). Saldremos ganando.

Hasta pronto, mala y buena gente.

martes, 17 de noviembre de 2009


TE QUIERO FUERTE, FUERTE
COMO EL MUERTO A LA MUERTE.
(JESÚS MUNÁRRIZ)

En el Curso de Teatro en el que estoy participando se nos pidió que, a partir de un breve texto teatral de Federico García Lorca, El paseo de Buster Keaton, elaboráramos una fabulación. Fabulé y he aquí el resultado, que a mis compañeros del curso gustó bastante. La Musa granadina, no obstante, se reveló poco generosa en cuanto al título: Eros y Tánatos. Un clásico, vamos.

Prefiero que me llamen "No-Vivo". El término "No-Muerto" se me antoja muy despreciativo. Y, ahora que he decidido iniciar una nueva etapa de esta mi "No-Vida" en Filadelfia, he de desprenderme de todo lo que me evoque mi anterior "No-Muerte" en los Cárpatos. Por este motivo, mis cuatro hijos de sangre yacen a mis pies, con una estaca clavada en el corazón, un corazón que, como el mío, hacía ya siglos que no latía. Por este motivo, yo he atravesado su pecho infame mientras creían pasear en mi compañía por estos parajes en los que las aves nocturnas nos saludan con sus chirriantes gorjeos. ¿No oís a las criaturas de la noche? ¡Es perturbador!

Después del sacrificio de mis cuatro vástagos, he recorrido en bicicleta varios kilómetros. Precisaba canalizar toda mi letal energía para comenzar la búsqueda del renovado amor que anhelo. Es difícil que un ser de mi naturaleza experimente el cansancio físico, así que he optado por devorar la tierra cayendo al suelo desde el velocípedo. Mis colmillos han penetrado en este terruño de ortigas y han bebido de cada grieta hasta dotar a mi rostro de la apariencia de ese actor conocido con el nombre de Cara de Palo. Y, a la vez que continúo con mi caminata macilenta, comprendo que asumir una insólita personalidad cinética no me exime de que las voces del pasado y del presente me acusen de ser un chupóptero de la categoría de los imbéciles. Pero no me afecta en absoluto: me hallo extasiado en mi prístino Paraíso aún por hollar.

Dos bellísimas señoritas de poética cintura comparten confidencias junto a un arbusto. También han llegado a este lugar en sendas bicicletas, maquinarias que en este instante reposan sobre el húmedo terreno. Una de ellas, la que tiene cabeza de ruiseñor, queda rezagada mientras que su amiga, envuelta en un contoneo danzarín, se acerca a este Adán sin Génesis. Se llama Lilith y me provoca con insinuantes mohines de labios. Es diablesa de venenos y espadas, heraldo de los Cuatro Jinetes que inundaron con fuego el Viejo Mundo. Enfurecida por mi indiferencia, me arroja piedras cuyo impacto yo acepto con humildad. Lilith desaparece engullida en tinieblas y, tras de sí, sólo deja un vaho magenta.

Me dirijo hacia la damisela de pose ingenua y rompo el aire con la afirmación universal:
- Usted es Eva.
Ella, si bien ya me conoce desde tiempos ancestrales, simula dudar y me pregunta mi nombre.
- Soy el No-Vivo, Cara de Palo, Adán.

Y Eva se desmaya junto al arbusto. Tiemblan sus miembros y la agonía ya aflora en sus ojos. Me postro ante el cuerpo cerúleo tintineante y mis colmillos se clavan en su venoso cuello.
- Señorita Eva, mediante esta Eucaristía, usted redimirá al No-Vivo, a Cara de Palo, a Adán. Otorgue el perdón a su Padre y Esposo. Ya estamos muertos y, por fin, nos amamos.

viernes, 13 de noviembre de 2009


TRISTES GUERRAS
SI NO ES AMOR LA EMPRESA.
TRISTES, TRISTES.
(MIGUEL HERNÁNDEZ)

Triple motivo el de esta actualización del blog, como siempre tardío en estos tiempos míos de afanes sin medida.

En primer lugar, celebrar el recuerdo de la caída del muro de Berlín. Con mucha frecuencia he comentado que aún no se han borrado de mi mente aquellas imágenes de hace varios años, cuando en los informativos asistí al espectáculo del aniquilamiento de un acto infame. Tampoco he olvidado las dos veces en que tuve la oportunidad de visitar esta ciudad y comprobar, entre una visita y otra, cómo los restos de la infamia iban desapareciendo, algunos eso sí para ser recogidos en ciertos lugares diseñados ex-profeso (como el Museo del Muro) que procuraran contribuir a no ignorar las consecuencias de la Historia. No obstante, no nos miremos el ombligo, ya que aún quedan por el mundo muchos lamentables muros que desenladrillar. ¿Quiénes serán los desenladrilladores?

Continúo con mi homenaje a un gran actor de nuestro cine, José Luis López Vázquez. Con él reí (Plácido, Atraco a las tres, la saga de La escopeta nacional), me emocioné (Mi querida señorita) y temblé de pánico (La cabina). López Vázquez, y no soy original con lo que afirmo, es el Jack Lemmon del cine español. Gracias por todas las emociones que me provocaste, cómico del ingenio.

Y, finalmente, otro homenaje a un escritor, testigo de un siglo: Francisco Ayala. Tuve la oportunidad de conocerlo e intercambiar unas palabras con él hace unos años, en un curso de verano que le dedicó la Universidad de Granada. En aquel breve diálogo y en sus intervenciones frente al público, me encontré con una mente lúcida (a pesar de la avanzada edad) y, sobre todo, coherente. Y me refiero a esa coherencia que busco en los demás y en mí, la del que ha vivido y no reniega de sus ideas ni de sus experiencias y, además, mantiene la esperanza de que todavía en el camino se hallan metas que conducen a otras metas, metas sin fin.

sábado, 7 de noviembre de 2009


ME DESARRAIGO DE LA TIERRA.
VOY COMO UN SUEÑO SIN MAÑANA.
VIVO EN EL AIRE, TRANSPARENTE.
ROZO EN LOS VIENTOS LAS MONTAÑAS.
(CARLOS BOUSOÑO)

¡Lo conseguí! ¡Segunda entrada en la semana presente! No me lo puedo creer...

Y ahora que parece que el frescor propio de la época ya nos azota con sus ateridas manos, me da por evocar en mi magín paisajes más cálidos, como el de la fotografía que hoy comparto con ustedes, perráncanas y perráncanos: un rincón de la población de Fira, en la isla de Santorini, montaña y mar azul Egeo.

Esta última semana ha venido cargadita de eventos de diferente naturaleza, pero los he sabido compaginar sin que las pérdidas en el campo de batalla hayan sido significativas: tan sólo un leve cansancio al que derrotaré entre hoy y mañana.

Igualmente quiero compartir con ustedes la noticia de que vuelvo al terreno de montar una obra de teatro. Las exigencias del guión granadino son así. Para junio, daremos vida a un renovado montaje de El sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, eterna pieza que ya llevamos a escena allá por mayo de 2004. Los espíritus de Teseo, Hipólita, Oberón, Titania, Puck y tantos otros personajes cobrarán nueva vida. Ya os iré comentando cómo se desarrolla el argumento del teatro detrás del teatro. Por ahora, la tarea consiste en revisar el texto y readaptarlo a la naturaleza del entorno y en realizar el casting (ya tengo algunos fichajes que pueden dar muy buenos momentos sobre el escenario).

En fin, perráncanas y perráncanos, que ya que se acerca el invierno, aprovechad algún ratito para, al calor del brasero, leer algún libro o disfrutar de alguna película o serie de televisión. Por si os sirve de ayuda, en el terreno de los seriales catódicos, ahora mismo me encuentro mezclando la tercera temporada de Buffy Cazavampiros, la también tercera temporada de Héroes y la segunda de Falcon Crest, con mi idolatrada Angela Channing como titiritera mayor. Menudo batiburrillo mental me estoy provocando.

Seguimos en contacto, señoritas y señoritos.

Posdata de penúltimo segundo: ¡En el cíber acaba de sentarse, dos ordenadores más allá, un japonés que es clavadito a Hiro Nakamura! ¡Yatá! Empiezo a sufrir los síntomas...

martes, 3 de noviembre de 2009


UN MUNDO COMO UN ÁRBOL DESGAJADO.
UNA GENERACIÓN DESARRAIGADA.
UNOS HOMBRES SIN MÁS DESTINO QUE
APUNTALAR LAS RUINAS.
(BLAS DE OTERO)

Adolezco de tardanza desmesurada, lo reconozco y entono el mea culpa. Y, nuevamente, pido disculpas por mis abducciones granadinas.

Hoy, perráncanas y perráncanos insignes y misericordiosos, os comento la que, quizá, sea la película que más me ha gustado de las últimas que he podido visionar. Me refiero a El imaginario del doctor Parnassus, dirigida por uno de mis realizadores favoritos: Terry Gilliam. Siempre he seguido de cerca la obra de este imaginativo realizador y he de admitir que ésta resume a la perfección todo su imaginario. No desvelaré muchos detalles del filme porque deseo fervientemente que os lancéis a cualquier sala donde se proyecte y la disfrutéis.

Lo que Terry Gilliam ofrece es un compendio absoluto, refrendado por unos magníficos efectos especiales y una estética barroquizante, de su eterna obsesión por el enfrentamiento entre el Bien y el Mal, con sus difusos límites y sus paradojas ad hoc. En efecto, la impresión que me dejó no fue la de asistir a un espectáculo novedoso, aunque admito que, para que alguien me convenza con un discurso repetido hasta la saciedad, hay que ser un genio (como indiscutiblemente lo es Terry Gilliam).

Mención especial merece la forma en que se ha resuelto la ausencia de Heath Ledger. Su personaje adquiere cuatro rostros que permiten el juego barroco de las apariencias, de los espejos. La colaboración de Johnny Deep, Jude Law y Collin Farrell permiten una lectura mucho más compleja de nuestro universo anímico.

He leído críticas demoledoras hacia esta película de Gilliam. Le acusan de autocomplaciente, de mirarse el ombligo, de onanista desmesurado. Pues, por mi parte, señor Gilliam, puede usted continuar tocándose sus partes. Se lo agradeceré eternamente.

Un saludo, buena gente perráncana.